Recuperando el Sentido Común

Alcohol y Drogas

Que hacer para que un familiar acepte la ayuda

por el   Médico Francisco A. Cantú 

El Médico Francisco A. Cantú es egresado de la especialidad de Psiquiatría del Hospital Central Militar de México. Desde hace mas de 30 años está dedicado tiempo completo al tratamiento, prevención, estudio y enseñanza del alcoholismo, la drogadicción y la codependencia.  Continua trabajando como director de la Clínica Cantú en Cuernavaca, Morelos, México.  La clínica fue fundada en conjunto con su esposa, la Médico Ana T. G-Paullada de Cantú.

Esta edición es una revisión del primer libro. En medicina existe una evolución de las descripciones de los padecimientos. Al ir adquiriendo experiencia y mas conocimientos se mejora el entendimiento de un padecimiento y por eso la razón de regresar hacer una revisión y añadir los nuevos conocimientos. al igual mucha información ya no se repite. El libro se escribió dos años después del primer libro y se publico y se vendió a través de Amazon. si leyeron el primero recomiendo iniciar desde el capitulo El Cerebro.

En el presente gracias a la experiencia de 25 años hay nuevas mejorías que le hecho al cuadro clínico para un mejor entendimiento. Ya no he vuelto a escribir otro libro, pero para los que tengan curiosidad lo pueden ver en los videos de Youtube, Alcoholismo y drogadicción con el Dr. Cantú

Recuperando el Sentido Común. Alcohol y Drogas

Que hacer para que un familiar acepte la ayuda

por el   Médico Francisco A. Cantú 

Indice

Sentido Común, Hechos y Medicina

Hace más de 200 años

¿Realmente se ve la gravedad de las adicciones?

Lo que llaman alcoholismo y drogadicción es una enfermedad física

La pérdida del sentido común, los hechos y la medicina

Aplicar los hechos

El cerebro

“Está mal lo que hace”

Como avisa el cerebro de un padecimiento

La importancia de las conexiones en cerebro

Neurotoxicidad

El Cuadro Clínico

Los cuadros clínicos

Cuadro de intoxicación

El síntoma de la compulsión

Aflicción de poca tolerancia emocional

Síndrome del lóbulo frontal

Otros síntomas que acompañan el cuadro

Otros padecimientos asociados

Es un padecimiento grave

El engaño por un padecimiento

Palabras asociadas con la delincuencia

La Familia

La dinámica familiar dentro de un padecimiento

Cómo afecta a la familia

La familia

Enganchados con los síntomas

La Contención

Buscando que el familiar acepte un tratamiento

La contención….

Contención familiar

Reglas para enfrentar el padecimiento

Preguntas frecuentes de la contención familiar

Acciones repetitivas en la contención familiar

El tratamiento

Un programa de rehabilitación

Tratamiento externo e interno

No hay medicamento para la compulsión

Desintoxicación dirigida por médicos

Recaídas frecuentes

Cerebros auxiliares en el proceso de rehabilitación

Los grupos de autoayuda

Ejercitando sus nuevos conocimientos

Enfrentando un mundo ignorante

Cero Tolerancia

Hace más de 200 años

Por el Médico Británico Thomas Trotter

“El hábito de emborracharse, tan común en la sociedad, se puede observar en todos los niveles o etapas de la vida y es el origen de una inexpresable aflicción, tanto por parte de los familiares como de los amigos.  Por parte de la práctica médica, ha sido poco lo que se ha hecho para crear una advertencia.   Por parte de los religiosos, derraman sus condenas desde el púlpito y por parte del moralista, no siendo menos severo, menciona que se trata de un “vicio” que degrada nuestra naturaleza.  Ambos han tenido buenas intenciones y han propuesto argumentos morales y religiosos a la pecaminosa indulgencia del “apetito animal”.  Pero la influencia física de la costumbre confirmada en el hábito, entrelazada en las acciones del sistema de conciencia mental, se ha olvidado por completo.  El conocimiento perfecto de las causas, que en primer lugar indujeron a la propensión al alcohol —ya sea porque surgió de una situación de la vida o porque depende de un peculiar temperamento del cuerpo— es necesario para conducir a una cura”.       

Artículo “Sobre la borrachera y sus efectos en el cuerpo humano; un ensayo médico, filosófico y químico” .

Son palabras informativas del Dr. Thomas Trotter, que resumen la problemática del alcoholismo y la drogadicción.  La cuestión es que este artículo fue escrito en 1804, hace más de 200 años y aún se puede aplicar el día de hoy.  Esto despierta un serio interrogante: ¿acaso no ha avanzado la medicina en el campo del alcoholismo y la drogadicción?  La respuesta es que sí se ha avanzado enormemente en el entendimiento y en el tratamiento, pero en el conocimiento por parte de las personas en general, no.  Se está trabajando para cambiar esto, pero aún hay mucha reticencia para aceptar los conceptos médicos.  Sabemos, a través de hechos, que ha sido un constante batallar que no ha traído ningún beneficio o impacto a favor.  Las acciones llevadas a cabo por la medicina, por los gobiernos, por las escuelas y por las familias han sido un pálido esfuerzo ante una grave enfermedad.

El propósito de esta guía es desenmarañar toda la confusión y conceptos erróneos que hay alrededor del uso de sustancias, porque las acciones que se llevan a cabo partiendo de estos entendidos dan por consecuencia malos resultados.

No pretendo haber inventado el hilo negro ni haber hecho un gran descubrimiento. Mis más de 30 años de experiencia y dedicación de tiempo completo a este campo me han facilitado “unir los puntos” y es mi propósito compartirlo con ustedes.

La falla radica principalmente en tres aspectos:

1- Se perdió el uso del sentido común en los padecimientos asociados con el uso de alcohol y/o drogas. Hay una tolerancia enorme a que las personas se intoxiquen (se les pasen las copas o usen drogas), cuando la misma palabra “intoxicación” ya implica una condición médica.

2- No se les hace caso a los hechos y se funciona con creencias que, francamente, provienen de la forma enferma de pensar de quien lo padece.

3- Se apartan del campo médico los padecimientos asociados a la compulsión del uso de alcohol y/o drogas.  En lo que menos se piensa es en acudir al médico cuando hay problemas y esto se debe a que no se entiende como un padecimiento físico.

Por ende, voy a basar el libro en la recuperación de estos aspectos, que son fundamentales para entender y enfrentar este tipo de enfermedades en las familias.

Aclaraciones:

El alcoholismo y la drogadicción no son diferentes entidades, ambos son lo mismo, lo único que cambia es la sustancia de preferencia. Al mismo tiempo, no son diagnósticos. Son nombres que describen la acción de usar.

La palabra adicción hoy en día se utiliza de una forma generalizada y se pierde su entendimiento como un padecimiento. Por ejemplo, adicción a los carbohidratos, adicción al trabajo, adicción al sexo, adicción al ejercicio, adicción a la lectura, etc. Al paso que vamos, podemos decir sin errar que somos adictos a respirar.

En mi experiencia, no puedo cambiar que se sigan utilizando las palabras “alcoholismo” y “drogadicción”, aunque estén mal aplicadas. Más que nada, se utilizan para identificar una mala conducta que se observa en otras personas. Las utilizaré, en principio, y debo pedirles a los lectores que cada vez que las lean, las cambien mentalmente por “padecimientos asociados a la compulsión de uso de sustancias”, ya que son varios. Más adelante quedará claro por qué se debe evitar seguir usándolas y cuáles son las que se deben emplear.

La aflicción es más frecuente en los hombres, así que me voy a referir a quienes la padecen en masculino.  Las personas que tienen un miembro de la familia del sexo femenino deben entenderlo de la misma forma. Dado que es un padecimiento, ambos sexos presentan la misma sintomatología.

No voy a mencionar los efectos que perciben los que utilizan las sustancias, ya que no sirve para nada este tipo de información. Lo único que hay que tener presente es que todas por igual le hacen daño al cerebro.

Por lo grave de estos padecimientos, voy a ser sumamente repetitivo.

Debo aclarar de antemano que no estoy buscando justificar al familiar que tiene problemas asociados al uso de sustancias, debido a que muchas veces así se percibe cuando se da una explicación sobre estos padecimientos. Eso no se hace en medicina, lo que estoy buscando es ponerlos en su lugar. Puntualizo, con toda la fuerza que implica, “ponerlos en su lugar”.

¿Realmente se ve la gravedad de las adicciones?

Si año tras año observamos que las acciones llevadas a cabo no han dado resultados, es obvio que hay un error fundamental en el entendimiento de esta enfermedad.              Dr. Cantú

    A simple vista, a la gente no le resulta fácil entender los alcances destructivos de las personas con problemas asociados a la compulsión de uso de sustancias, especialmente a las familias. El abuso del alcohol y el uso de drogas es un acto “común” dentro de diversas culturas. Esto ha creado una tolerancia hacia esas conductas que no es correcta. Cuando una familia tiene a uno de sus miembros con la problemática, tiende a negar, minimizar o justificar, lo que da lugar a prolongar el tratamiento del padecimiento. Esto no es algo que se haga deliberadamente. Sucede por no creer que se está enfrentando a un padecimiento físico y la consecuencia es que pasa por un proceso doloroso y desgastante emocionalmente, usualmente por décadas.

Por mi experiencia médica, sé que es muy difícil llegar a una verdadera aceptación a corto plazo de que se trata de un padecimiento físico. Se requiere un proceso donde hay que corregir una gran variedad de ideas y éstas se deben corroborar con hechos, lo que me lleva a dar muchas explicaciones, así que voy a requerir un esfuerzo por parte de los lectores para terminar el libro. Les aseguro que al final quedarán satisfechos con la nueva información y les dará las herramientas para enfrentar efectivamente esta problemática. En medicina, todo padecimiento que pueda llevar a la muerte se considera grave.

El “adicto” se convierte en actor principal y director al mismo tiempo. Es un drama dirigido por un padecimiento, en el que toda la atención se la lleva la acción del uso de sustancias.

Sorprendentemente, a la familia no le resulta fácil identificar cómo se infiltra la enfermedad en su diario vivir. Lleva años sumergida en conductas que no son sanas y que reflejan su incapacidad de ser objetiva, sin poder expresar adecuadamente su dilema emocional. Es lo que el Dr. Trotter llama inexpresable aflicción.

Veamos cuán grave es el uso del alcohol y drogas asociado al padecimiento.

-Puede llevar a la muerte en accidentes o por sobredosis

-Puede llevar a la muerte de terceros (familiares, amistades o extraños) en accidentes por estar intoxicados

-Es causa de constantes conflictos interpersonales, padres-hijos, hijos-padres, cónyuges y otras relaciones familiares

-Es causa de padecimientos físicos (daño cerebral, al corazón, al hígado, al páncreas, gástrico)

-Es causa de enfermedades venéreas por la promiscuidad (S.I.D.A., herpes genital, gonorrea, etc.)

-Es causa de embarazos no deseados por no cuidarse

-Es causa de terminar en un hospital psiquiátrico (psicosis, síndrome cerebral orgánico)

-Es causa de terminar en la cárcel

-Es causa de agravar otros padecimientos o impedir su recuperación

-Es causa de actos ilegales

-Es causa de llevar una mala calidad de vida

-Es causa de un estrés constante

-Es causa de alteraciones en la forma de pensar, sentir y actuar

No es un problema que inició ayer, lleva varios años evolucionando y todo problema mal manejado tiende a complicarse. Tiene un componente crónico y requiere rehabilitación por el resto de la vida.

El primer contacto frente a esta enfermedad se da dentro del contexto familiar, algo a lo que se le ha dado muy poca importancia.  No puedo dejar de enfatizar lo importante que es la contención por parte de la familia.

Si le volvemos a dar importancia a recuperar un núcleo familiar sano, poco a poco se puede regresar el problema al sitio al que pertenece.   

Sé por experiencia que a las familias que tienen un familiar con la enfermedad se les hace muy difícil formar un frente, porque “creen” que la solución es muy complicada. No es complicada cuando se toma conciencia de la realidad, pero requiere, repito, aprendizaje y esfuerzo.

Para empezar, vamos a revisar los conceptos básicos. ¿Estarán listos para el reto de cambiar sus creencias? Espero que esta información los motive.

Lo que llaman alcoholismo y drogadicción es una enfermedad física

Esto es difícil de creer, que se trata de un padecimiento físico. Se debe a que toda la atención se centra en una acción, que es la del consumo de sustancias. Como la mayoría de las personas consume alcohol y no tiene problemas, se hace difícil creer que pueda ser un padecimiento. A los que no pueden controlar el consumo, se los llama viciosos, débiles, sin fuerza de voluntad, etc. De entrada, se asume que no es un padecimiento porque, aparentemente, la persona se lo provoca a sí misma y que es un problema donde solo hay que corregir conductas. Para identificar quién puede tener el problema o no, se pone la atención en la cantidad o la frecuencia del uso de la sustancia, que de nada sirve cuando se trata de un padecimiento. Hablar sobre cuáles son las razones u orígenes analíticos de la mala conducta cuando se usa es caer en un campo fuera de la medicina, donde todo el mundo tiene una opinión, teoría o creencia. Es un campo de constantes discusiones, confusiones y distractores que, al final, solo contribuyen a llevar a cabo acciones ineficaces.

Si insisten solamente en enfocarse en la acción de consumir, entonces podemos decir que tienen toda la razón, porque la acción de consumir no es un síntoma y mucho menos un padecimiento. Entonces, se pierde por completo entenderla como un padecimiento, simplemente porque falta ese síntoma que los alerte sobre una enfermedad.

Ese síntoma, al que nadie le hace caso, es lo que diferencia a las personas que tienen problemas de las que no y es el síntoma de la compulsión.  Es algo que rara vez se menciona, sin embargo, ahí está, a la vista de todos. Cuando se padece de este síntoma:

-La persona no tiene ningún control sobre él, al igual que sucede con cualquier otro síntoma.

-La compulsión implica que una vez que inicia, no puede parar.

-Es un síntoma que alerta a que hay un padecimiento de fondo.

-La compulsión, al ser un síntoma, implica que su origen es 100 % físico.

Como mencioné anteriormente, dado que la acción de usar sustancias se lleva toda la atención, nadie se fija en los síntomas. Pero ahora ustedes ya saben cuál es la diferencia entre las personas que no presentan problemas con el uso de sustancias y las que sí los presentan, no es por la acción en sí, sino porque tienen el síntoma de la compulsión. Por cierto, es difícil de identificar al principio, pero al ir avanzando el padecimiento llega un momento en que es obvio.

Como pueden constatar, rápidamente dieron el primer paso para entender que están tratando con un padecimiento físico.

La pérdida del sentido común, los hechos y la medicina

Vamos a ver dos ejemplos para entender a qué me refiero con la pérdida del sentido común.

En el aeropuerto.

Digamos que la familia está en el aeropuerto esperando su hora de salida. Mientras tanto, todos deciden ir a tomar un café a uno de los restaurantes para matar el tiempo. Se sientan, piden un café, un refresco y uno que otro postre.  Como de costumbre, se ponen a observar a las personas que están alrededor y notan que en una esquina hay tres pilotos platicando y no pueden evitar darse cuenta de que están tomando alcohol. En el transcurso de una hora y media, los pilotos se toman tres whiskies cada uno. No cuatro, no cinco, solamente tres whiskies cada uno.  La familia no les hace mucho caso y cuando llega la hora del vuelo y van caminando por el túnel para abordar el avión, oyen las pisadas de alguien que viene a paso veloz, voltean y reconocen que el piloto de su avión es uno de los tres que estaban tomándose los tres whiskies.  Dentro de su sorpresa ¿qué hacen ustedes? ¿Cómo reaccionarían? ¿Se subirían al avión?  ¿Acaso van a decir: “¡Ah, qué padre, mi piloto va a ir bien relajado!”?   Una vez que pase la sorpresa, se les van a prender las alarmas, se van a sentir preocupados y algo van a hacer, porque dentro de ustedes saben que no está bien.   Por su sentido común, saben perfectamente que, al no estar en sus cinco sentidos, el piloto no va a tomar buenas decisiones, no va a tener reacciones rápidas, no va a pensar adecuadamente. Saben que no está al 100 % y que se necesita un piloto que esté al 100 %.

Sin embargo, algunas personas me podrán decir: “Bueno, tres copas no es tanto, puede poner el piloto automático o también está el copiloto o, de plano, no creo que me anime a decir algo”. Así que a esas personas que dudan, les pongo otro ejemplo.

En el hospital.

Vamos a decir que están en el hospital porque a uno de ustedes le dio una apendicitis. Mientras esperan al médico, llega el tío, el borrachito simpático de la familia y, para no variar, llega con su botella de whisky. Al rato llega el doctor e inmediatamente el tío simpático le dice a su doctor: “Doc, antes de que operes a mi sobrino, échate unas copas”. Ante la sorpresa de ustedes, ven que el médico accede y se toma tres whiskies. No uno, ni dos, ni cinco, sólo tres whiskies. ¿Se dejan operar? ¿Verdad que no? Saben, al igual que con el piloto, que no está en pleno control de sus cinco sentidos, que no está al cien por ciento de sus facultades, que no va a poder reaccionar adecuadamente en la cirugía si hay algún problema. Y aquí no hay piloto automático.  Su sentido común está funcionando de acuerdo con los hechos.

La familia tiene ahora muy claro que con TRES COPAS claramente ya se está actuando bajo los efectos tóxicos de la sustancia en cerebro. Una persona con tres o más copas no está bien, ni está funcionando con “sus cinco sentidos”.

Entonces, ¿me podrían decir qué diablos hacen subiéndose a un automóvil de una o más toneladas, donde el que va manejando se tomó tres o más copas?... ¿Acaso no es lo mismo?   

Es exactamente lo mismo y para confirmarlo están los hechos:  accidentes, muertes, lisiados, atropellamientos, colisiones, heridos, pérdidas económicas, etc.   A diario y en todo el mundo. ¿Les hacen caso a los hechos?   ¿Creen que nunca le va a suceder a su familia? Lo mismo pensaban las personas que ya tuvieron accidentes. ¿Dónde se fue el sentido común?

Como no es raro y sí es común, si la familia hace un poquito de memoria recordará que ya tiene conocimiento de algún conocido, cercano o lejano que, tomado, saliendo de una fiesta se estrelló, le pegó a alguien o alguien se mató, o él se mató.  Pero irónica y cínicamente “siempre es culpa de alguna otra persona”.  Este tipo de muertes es prevenible.  Lo peor del caso es que la regla de prevención es muy simple, “el que maneja no debe tomar alcohol ni drogarse”.  ¡Qué terrible es que, a pesar de los conocimientos, los hechos y muchas veces, de la propia experiencia, aún sigan sin tomar acción!

Entonces, no se trata de la acción de consumir, sino de los efectos de las tres o más copas de alcohol en el cerebro.

Para ir recuperando el sentido común y los hechos y funcionar dentro del campo de la medicina, vamos a empezar dando las descripciones apropiadas. En vez de decir que alguien no está funcionando con sus cinco sentidos o que no está dentro de sus facultades, vamos a llamarlo por lo que es… una alteración de las funciones cerebrales causada por sustancias neurotóxicas. Les podrá sonar raro, pero cuando lo empiecen a aplicar van poder corroborar que cambia la forma en que se entiende o se aprecia una situación. La próxima vez que observen a una persona que se le pasaron las copas, ya no deben pensar que está borracha, van a pensar que están alteradas sus funciones cerebrales, no están funcionando debidamente o están disminuidas.

Un ejemplo de las alteraciones: les presento a Juan, pero debo advertir que tiene sus funciones cerebrales disminuidas, ¿qué pensarían o cómo actuarían frente a él? Segundo ejemplo, cuando platiquen con Juan, deben tener en cuenta que tiene alteradas sus funciones cerebrales. Entonces, ¿qué pensarían o cómo actuarían ante él? Si se dan cuenta, cambia totalmente nuestra percepción sobre cómo interactuar con esta persona.

Veámoslo desde otro ángulo, ¿se aprovecharían de una persona que tiene alteradas o disminuidas sus funciones? Pero cuando se les dice que está tomada o drogada, sienten que es fácil aprovecharse o que otras personas se aprovechen de ella.

Quienes dicen que otras personas están alcoholizadas o drogadas implican que hay que tener cuidado con ellas porque pueden ser muy molestas. Se podría dar el caso de que se las dejaran encargadas y de alguna manera fueran los responsables, etc. Si se dan cuenta, todas estas advertencias les están diciendo que la persona está mal. Sin embargo, nunca se entiende como una condición médica que habla de un cuadro agudo y que se encuentran afectadas sus funciones cerebrales. ¿Acaso no los tienen que cuidar?

¿Qué debe aprender la familia de esto? Que no se debe minimizar la intoxicación por alcohol o drogas, que no se deben dar explicaciones que acaban siendo justificaciones de las conductas inadecuadas de las personas intoxicadas y que sí se debe empezar a entender que se trata de una condición médica cuando hay una intoxicación, aunque sea leve.

Aplicar los hechos

Si yo le pregunto a algún familiar para qué sirven el alcohol y las drogas, la primera respuesta generalmente es “para divertirse” y la segunda “para relajarse” y si le pregunto para qué les sirven a los adictos las sustancias, cambia la respuesta.  La primera usualmente es que “lo hacen para evadirse de la realidad” y la segunda es “por débiles o tontos” aunque, claro está, lo dicen con otras palabras.  Notarán que sí se hace una diferencia entre quien tiene el problema y quien no lo tiene, pero la realidad es que ambos utilizan las sustancias por la misma razón: para anestesiar las emociones. Sé que ante esto inmediatamente brincan y no lo creen, pero permítanme demostrar que sí saben utilizar el alcohol y las drogas como anestésico. Nuevamente, se pierden los hechos y el sentido común.

Si una persona tiene miedo de subirse al avión, ¿qué le recomiendan?... ¿Será acaso tomarse unas copas o unas pastillas?  Es frecuente oír este remedio.  Saben perfectamente que estas sustancias van a funcionar para calmar el miedo o la ansiedad. El efecto de la sustancia es anestesiar el miedo, la angustia o el nerviosismo.  Al anestesiar parcialmente la emoción, ya se pueden subir al avión.

En medicina, tanto el alcohol como las drogas se utilizan por su propiedad anestésica, principalmente para anestesiar el dolor, que es una emoción, al igual que el miedo y la ansiedad.  El anestésico más antiguo utilizado en cirugías para amputar una pierna o un brazo era el alcohol.  “Que beba alcohol hasta que no sienta”, que más bien era “hasta que pierda la conciencia”.  De la misma manera, los médicos de antaño utilizaban la cocaína, la marihuana y la heroína como anestésicos para el dolor.  La cocaína es un excelente anestésico local, sobre todo para la cirugía de ojos, la marihuana con alcohol se utilizaba para las famosas “friegas” de las bisabuelas que tenían problemas de artritis y no hay más potente anestésico para el dolor que la heroína. Aún se utilizan, pero de forma diferente; por ejemplo, la heroína se hace en los laboratorios, se puede decir que es heroína “sintética” pero sigue siendo la misma fórmula, es un opiáceo, pero con nombre comercial.  Estos opiáceos sintéticos se utilizan ampliamente en cirugías o enfermedades que causan mucho dolor.  La marihuana se utiliza por su acción anestésica para los efectos secundarios causados por la quimioterapia y varios otros males.  Aquí es muy importante aclarar que una cosa es utilizar las sustancias con fines médicos y otra es utilizar el alcohol y las drogas porque se tiene la compulsión. Pero el alcohol y las drogas no solo anestesian el dolor, también anestesian con igual efectividad el resto de las emociones, incluyendo el dolor emocional.

Pero regresemos a que las familias sí saben para qué sirven las sustancias.  ¿Qué tal el consumo de alcohol en las fiestas? ¿No es acaso lo primero que se preocupan por tener?  ¿Alguna vez se han detenido a pensar por qué son tan importantes las bebidas alcohólicas en las reuniones sociales?  La razón es que, invariablemente, todo tipo de reunión social causa tensión, ansiedad o estrés. Eso implica buscar la ayuda de un anestésico legal de estas emociones... el alcohol.  Vamos a ver los hechos.  Si hacen un poco de memoria, recordarán qué es lo que sienten desde que se están preparando para ir a una fiesta.  Notarán que es ansiedad, nerviosismo o tensión.  Es frecuente que surja esta ansiedad en forma de pequeñas discusiones, urgencias o molestias con el resto de la familia, “apúrate, vamos a llegar tarde”, “¿cómo vas a ir así?”, “siempre salimos tarde”, “¿cómo que haces berrinche y ya no quieres ir?”, “ya estoy sudando y ya manché la camisa.”  Vamos a verlo de otra forma; digamos que ya llegaron a la fiesta y, al entrar por la puerta, los jalan inmediatamente a bailar a pesar de sus protestas y cuando empiezan a bailar se dan cuenta de que están como acartonados, en otras palabras, están tensos. Inclusive para iniciar pláticas o para ambientarse, lo más seguro es que primero escuchen y después empiecen a platicar porque están tensos.  Pero, ¿qué tal si se toman tres copas? Así anestesian la tensión y de forma sorprendente ya están sueltos para bailar y se dan cuenta de que platican con más fluidez.  De lo que no se han dado cuenta o no se han fijado, es que muy probablemente, en alguna otra ocasión, por “X” razón no podían tomar alcohol y una vez que pasaron un par de horas, la tensión desaparece y pueden también en forma sorprendente platicar y bailar sin la necesidad del alcohol, solamente hizo falta tiempo para que bajaran las emociones. Estos son solo dos ejemplos, pero si se ponen a pensar, van a encontrar varios.

Entonces resulta que SÍ SABEN cómo utilizar las sustancias y las utilizan para anestesiar las emociones.

El problema es que el alcohol y las drogas tienen también otros efectos, aparte de la anestesia de las emociones y es que afectan las funciones del cerebro. El alcohol y las drogas son tóxicos para el cerebro, afectan e interfieren con el buen funcionamiento de las diversas funciones cerebrales.

No busco que las personas dejen de tomar alcohol ni que se deje de servir en las fiestas o se tome en algún momento de descanso, el problema está en las personas que tienen el síntoma de la compulsión.  En palabras simples, hay personas que pueden tomar y hay otro grupo de personas a las que les hace daño. Como todo síntoma, no se puede controlar, lo que se requiere es tratamiento médico. Cuando se tiene conocimiento de estas personas con compulsión, jamás se les debe ofrecer alcohol ni consumir alcohol enfrente de ellas.

Con unos cuantos ejemplos, ya le debe quedar claro a la familia que cuando se toca el tema de alcoholismo, drogadicción o adicción, se pierde el sentido común, no se les hace caso a los hechos y jamás se piensa que es una condición médica.

El cerebro

“Está mal lo que hace”

Las enfermedades cerebrales son aún un tabú y, además, son muy mal entendidas. Es preferible inventar a decir que hay un familiar que tiene un padecimiento cerebral y “Dios los guarde” de mencionar que tienen un familiar con una “enfermedad mental”.  La moralización es muy fuerte. Sin embargo, utilizando los conocimientos de la medicina de una forma simple, vamos a deshacernos de este problema.

Las enfermedades presentan un cuadro clínico. Un cuadro clínico está compuesto de signos y síntomas. Un solo síntoma no constituye una enfermedad, pero nos orienta para determinar qué enfermedad puede ser.  Por ejemplo, la fiebre nos lleva a pensar en una infección.  Por experiencia, también existe la capacidad de discriminar y las familias tienen la capacidad de reconocer entre simples malestares y síntomas y éstos los alertan para buscar a un médico. Cuando se trata de la compulsión a consumir sustancias, dado que la familia no la había pensado ni identificado como un síntoma, mucho menos iban a pensar que los debía alertar a buscar un padecimiento de fondo.

A la gente no se le enseña en casa ni en la escuela a identificar los síntomas básicos de los padecimientos cerebrales más comunes, a diferencia de las enfermedades infecciosas que sí se enseñan y también se da una rutina diaria para hacer prevención. Otros padecimientos físicos comunes se aprenden en casa.

En casa existe una forma ensombrecida y usualmente inadecuada de tratar componentes emocionales. No está bien visto que alguien exprese su malestar emocional y menos que lo platique a otras personas fuera de la familia.  Se da a entender que los conflictos que causan emociones se deben aprender a “aguantar”, enfrentar y controlar.

Sabemos que los conflictos emocionales son parte de la vida y se deben aprender a manejar. Son como un paso hacia la madurez, pero ¿qué pasa cuando estos eventos dejan de ser “conflictos comunes” y se convierten en un padecimiento emocional? No hay ningún tipo de enseñanza al respecto, por lo tanto, ¿cómo pueden entonces identificar un síntoma de los diferentes padecimientos del cerebro? Por ejemplo, ¿saben ustedes mencionar por lo menos dos de los síntomas más comunes de un trastorno depresivo del adulto? ¿O de un trastorno de ansiedad? ¿Podrían ustedes sospechar solamente hablando con alguien si tiene alguno de estos padecimientos?

Ante esto, la familia está en desventaja, entonces vamos a utilizar el sentido común y los hechos para compensar la falta de información. Como es poco común que utilicen la palabra “sano” y “no sano”, vamos a iniciar hablando de lo que es normal o no es normal.

Para ustedes, ¿es normal que una persona maneje borracha, tenga un accidente serio y unos días después vuelva a manejar borracha? ¿Verdad que no?

Para ustedes, ¿es normal que una persona empiece a platicar que se siente sola? Al principio les puede llamar la atención, pero si se torna repetitivo, van acabar asumiendo que no es normal.

Para ustedes, ¿sería normal que una persona empiece a decir que se quiere morir?

¿A ustedes les parece normal que una persona sea deshonesta constantemente, que continuamente inicie conflictos, que presente conductas inadecuadas? La respuesta es no.

Esta ultima es una pequeña parte de lo que vive la familia cuando tiene a un miembro con problemas asociados a la compulsión del uso de alcohol y drogas.  Entonces, desde ahora en adelante, todo aquello acerca de la conducta humana que se les haga anormal, lo van a cambiar por NO ES SANO. Esto es importante, porque se están dando los primeros pasos para tratarlo como un padecimiento físico.  Cuando se habla de algo que no es sano, ya hay una clara inferencia de que se está hablando de una enfermedad.

Como para la familia no es un padecimiento y tampoco aplica el hecho de que no es normal, trata entonces de controlarlo, de poner límites, de hablar o razonar con el enfermo, discutir, pelear, amenazar, negociar, etc., acciones que no funcionan en un padecimiento, como ya es de su experiencia. Lo único que funciona en este padecimiento es llevar a la persona a un tratamiento.

La familia ya tiene una herramienta más, que es identificar conductas que no le parecen normales y va a aplicar el conocimiento de que NO ES SANO, infiriendo que hay una enfermedad de fondo. Ante la sospecha de que hay conductas no sanas, es lógico el próximo paso: hay que solicitar una cita con el médico especialista.

En el caso de la compulsión al alcohol y las drogas, pasan años antes de acudir con un médico especialista y ya saben cuál es la razón.

Como avisa el cerebro de un padecimiento

Una forma simple en que el cuerpo avisa de un padecimiento es a través del dolor y existen muchos tipos de dolores en diferentes partes del cuerpo, por ejemplo, punzante, cólico, ardor, opresión, etc. Cuando el dolor se presenta en una sola ocasión y cede rápidamente, no se le hace caso. Pero cuando es persistente o va en aumento o es cíclico o es intenso, se acude al médico.

Nadie les enseña que dentro de los diferentes tipos de dolor hay varios más, que son los dolores emocionales y que se deben realizar las mismas acciones que mencioné anteriormente. Por ejemplo, una ansiedad persistente, que va en aumento, que es intensa (ataque de pánico) o cíclica, que sin ninguna razón se activa y se mantiene, son razones para pedir cita con el doctor. Ya supera los parámetros de lo “normal”, por lo tanto, no es sano y es causa de sufrimiento. Entonces, el cerebro sí tiene su forma de avisar, al igual que otros órganos y es a través del dolor, pero en este caso son dolores emocionales.

La otra forma en que el cerebro avisa de un padecimiento es mostrando alteraciones en sus diferentes funcionamientos. Nuevamente, como no se enseñan, no se sabe cuáles son las funciones del cerebro, sobre todo las del lóbulo frontal. Por ejemplo, la responsabilidad es una función del cerebro, pero se entiende como algo que se aprende, por lo que una persona irresponsable sería vista como floja, que los padres o en la escuela no le enseñaron o no se preocuparon por su formación, etc., pero la realidad es que, en una persona, la irresponsabilidad es un síntoma de varios padecimientos del cerebro.

Otro problema asociado a que no se enseña como aviso de un padecimiento, es que la persona que lo padece no les expresa a los familiares lo que está sintiendo y si lo llega a decir, como la familia no sabe, no le hacen caso.

Otro problema es cuando anestesian las emociones con alcohol o drogas. Si se sienten mal emocionalmente y anestesian la emoción, lo que van a sentir es placer.  Después de unas cuantas copas o la ingesta de una droga, por los efectos secundarios deja de ser placentero, pero para las personas que sufren emocionalmente, se invierte y lo sienten como placentero y, si le añaden la compulsión, tendrán en sus manos una bomba de tiempo.

En una forma simple, las enfermedades del cerebro avisan con ALTERACIONES en:

1 - la forma de pensar

2 - la forma de sentir y

3 - la forma de actuar

Estas alteraciones, a las que antes la familia no les hacía mucho caso, solamente las sentían como irritantes y, en todo caso, a veces las veían como anormales, ahora las deben ver como que no son sanas.

La importancia de las conexiones en cerebro

El cerebro es un órgano compuesto de neuronas y de las conexiones entre ellas. Cuando nacemos, el cerebro ya tiene todas las neuronas, 100 billones de ellas.  Si se compara el cerebro de un recién nacido con el de un adulto, la gran diferencia que vamos a encontrar es que el bebé casi no tiene conexiones entre las neuronas.

Como ustedes saben, el recién nacido no habla, no tiene conciencia, no reconoce, no camina, no lee, no gatea, no tiene control de esfínteres, etc., y esto se debe a la falta de conexiones entre las neuronas.  Nacemos solamente con las funciones básicas del cerebro, como las funciones de los órganos, la respiración, latidos del corazón, movimientos del aparato digestivo, en fin, son miles y miles de funciones de los órganos. También nacemos con las funciones básicas motoras, como chupetear, prensar con la mano, etc., que se consideran como reflejos.   

Conforme el cerebro del bebé va madurando, se van conectando las neuronas y esto, a su vez, va estableciendo las diferentes funciones cerebrales.  Con las conexiones entre las neuronas empieza a fijar la vista, a decir sus primeras palabras, a sentarse, a gatear, a caminar, empieza a hablar, a correr, a escribir, etc.   Este proceso de formación de conexiones continúa hasta los 21 años de edad y la última parte del cerebro en formar las conexiones es el lóbulo frontal. El lóbulo frontal tiene varias funciones superiores importantes para nuestro funcionamiento como adultos.

Utilizando hechos, vamos a ver con un ejemplo cómo se da el desarrollo de estas funciones en la conducta de los niños y adolescentes.

Función del lóbulo frontal: la responsabilidad.

Creo que ustedes estarán de acuerdo conmigo en que casarse para formar una familia implica una gran responsabilidad.  Entonces, les hago las siguientes preguntas: ¿casarían a un niño de seis años? ¿A uno de doce? ¿De catorce? ¿De dieciocho? ¿De 21 años? Como que a los 21 podemos decir que sí y aún con ciertas dudas, porque sabemos que le falta experiencia y que requerirá el apoyo familiar. Sé que varias personas me dirían que la responsabilidad se enseña, pero por más que le enseñemos a ser responsable a un niño de seis años, ¿creen que pueda llevar adelante un matrimonio?  Las responsabilidades van de acuerdo con el desarrollo del cerebro. ¿Cuáles serían las responsabilidades que le pediríamos a un niño de seis, de doce, de dieciséis años?  ¿Consideramos 100 % responsables a los adolescentes de catorce a dieciséis años?

Asumir responsabilidades es una función del lóbulo frontal.  Si esta función no está desarrollada o está afectada, no importa cuántas veces se le explique, enseñe, presione o se haga énfasis sobre la importancia de la responsabilidad, la persona no va a poder cumplir con varias de sus tareas. Más adelante veremos cuáles son las funciones más importantes del lóbulo frontal.

Ahora la familia ya sabe que las conexiones entre las neuronas son importantes porque se necesitan para formar las diferentes funciones. Si se lesionan las conexiones, se alteran las funciones del cerebro.

Neurotoxicidad

El alcohol y las drogas son neurotóxicos, al punto que una dosis elevada es letal y provoca la muerte. Desafortunadamente, existe una minimización en cuanto a la toxicidad del alcohol y las drogas en el cerebro.

Vamos a entenderlo de otra forma, vamos a decir que una persona fue picada por una serpiente venenosa. Los venenos de estas serpientes, al igual que los de varios insectos y plantas, son neurotóxicos. Todo el mundo sabe cómo avanza el veneno de una serpiente, primero se siente dolor y después adormecimiento del área de la picadura, posteriormente empiezan a fallar la coordinación motora de los músculos, vienen reacciones del cuerpo y no se puede ni hablar, viene la pérdida del conocimiento y poco tiempo después sobreviene la muerte.  Todos estos síntomas son causados porque el veneno es tóxico para el cerebro y los síntomas son por alteraciones del funcionamiento cerebral.

¿Acaso no son similares los síntomas a los de una persona que se empieza a embriagar o a drogar?

No quiero que se quede la idea de que el alcohol y las drogas son un veneno, pero lo que sí quiero es hacer hincapié en que son neurotóxicos y a las personas con compulsión les causa un daño severo a sus funciones cerebrales. Busco que las familias ya dejen de negar o minimizar, que ya no caigan en el juego de las mentiras, las tolerancias absurdas y de seguir encubriendo un padecimiento físico grave.

Si a un cerebro en desarrollo le damos alcohol regularmente, vamos a impedir su desarrollo. Esta es la razón por la cual los niños y adolescentes no deben consumir alcohol ni drogas.

A un cerebro desarrollado, como sería el de un adulto con compulsión, el uso de alcohol o drogas va a lesionar las conexiones ya formadas. A estas conexiones no se les da tiempo para recuperarse, se lesionan y desaparecen, el efecto es acumulativo y el resultado es el síndrome del lóbulo frontal, que veremos más adelante.

¿Podrá algún familiar decirme que esto no es físico?

Para reforzar esta información, ustedes habrán oído que está prohibido tomar alcohol o drogas durante el embarazo, ¿saben por qué? Porque son extremadamente tóxicos para las neuronas que se están formando.  Es un hecho que la primera causa de retraso mental es el consumo de alcohol o drogas durante el embarazo.

El Cuadro Clínico

Los cuadros clínicos

Hay varios padecimientos relacionados con el alcohol y las drogas, que van desde una intoxicación (borrachera) hasta cuadros donde se han dañado las neuronas. También hay una gran cantidad de enfermedades que no voy a cubrir, pero la familia debe estar consciente de que el consumo causa diversos padecimientos.

Regresando al cerebro, si solamente son las conexiones entre las neuronas las que se han lesionado, éstas pueden volver a formarse. Las funciones cerebrales se recuperan, pero si avanza a tal punto el padecimiento que llega a lesionar las neuronas, éstas ya no se pueden recuperar, la persona que consume queda tonta o, si se quiere aplicar el término médico, queda con un Síndrome Cerebral Orgánico.

Cuadro de intoxicación

Las intoxicaciones son una condición médica y se presentan síntomas por neurotoxicidad. La toxicidad está presente desde que se empiezan a afectar las funciones del cerebro.  Ya lo vimos antes, con solo tres copas una persona no está en “sus cinco sentidos” y al seguir tomando o utilizando, se va elevando el nivel de toxicidad en el cerebro.

La gente no lo percibe así, pero cuando tiene enfrente una persona borracha o una persona que fumó marihuana, consumió cocaína, consumió una “tacha”, etc., es una persona que tiene afectadas sus funciones de pensar, sentir y actuar.

¿Quién tolera a una persona afectada del cerebro (borracha o drogada)?  Pues solamente otras personas que también están afectadas del cerebro; una persona en sus cinco sentidos no la tolera porque es desagradable.  Mientras mantenga niveles de toxicidad en el cerebro, la persona piensa en forma chueca, no piensa en forma sana.

Las funciones cerebrales van desde las motoras (movimientos musculares) hasta las funciones del pensamiento, como el razonamiento de problemas abstractos y todas se ven afectadas por la toxicidad.

Ejemplos comunes que nos avisan que se están lesionando las conexiones cerebrales son “las famosas lagunas mentales”.  Por toxicidad, afectan la función de formación de memorias, ocasionando periodos donde no se recuerda nada de lo que sucedió.

“Quedó inconsciente”. La función de estar despierto se ve afectada por el nivel de toxicidad, causando pérdida de la conciencia. Fíjense bien, si una persona está en estupor o inconsciente y no sabemos que ha tomado alcohol o drogas, la reacción sería de alarma, es una preocupación intensa porque sabemos que ese estado es peligroso.  Sin embargo, cuando se sabe que ese estado se debe al alcohol o las drogas, no se reacciona. ¿No es incongruente?

“Murió por sobredosis”. Me llama la atención que en estas instancias no haya un entendimiento y se reaccione con sorpresa. En una sobredosis es tanta la toxicidad que se afectan las funciones más básicas del cerebro, como la de la respiración o las del corazón.  Mueren porque dejaron de respirar o el corazón dejó de latir.  De seguro ya escucharon este tipo de noticias porque sucede con regularidad.

Ya es tiempo de comprender que cuando están frente a una persona intoxicada, es una persona enferma de sus funciones cerebrales, aunque sea por unas horas. Es como un cuadro diarreico que dura unas horas, bien que se sabe que están enfermos durante ese periodo.

Les recomiendo que empiecen a observar en los eventos sociales a las personas que se emborrachan o se drogan. Conforme transcurra el tiempo, van a poder constatar cómo se van afectando sus funciones mentales. Este es el cuadro agudo.

El síntoma de la compulsión

Es un síntoma que se describe como una necesidad irresistible de utilizar. Por ser un síntoma, no hay forma de controlarlo. Lo mejor que se puede hacer es evitar que se active.

Después de varios estudios clínicos con Tomografía de Emisión de Positrones que muestra la actividad cerebral, se pudo establecer que cuando las personas reportan que sienten la compulsión, está activada en forma anormal la zona donde está la amígdala cerebral. Esta es la zona de las emociones.

Hay cinco factores clínicamente establecidos que activan la compulsión:

1- El uso de sustancias. Por esta razón, se les pide que ya no vuelvan a utilizar. Jamás va a ser una cuestión de control, de aprender, de dejar pasar un tiempo, de voluntad, etc.

2 - Las emociones altas. Esto lo viven las familias, tienen la experiencia de que después de un evento donde se le suben las emociones, su familiar se va a ir a utilizar. Por esta razón, muchas veces evitan entrar en conflicto con él. También sucede cuando permiten que se vayan acumulando las emociones. Por esto se les pide que acudan a los grupos de autoayuda, que son los sitios ideales para hacer catarsis y bajar el componente emocional.

3 - Memorias relacionadas con las actividades del uso.  Cualquier sitio donde hayan tenido la costumbre de consumir las sustancias o de estar en compañía de ciertas personas con las que utilizaban, activa la compulsión. Por eso se les pide no ir a lugares de alto riesgo o estar en compañía de personas con alto riesgo.

4 - Apostar. Se les pide no acudir a sitios donde se apuesta o evitar hacer apuestas porque siempre están relacionados con el uso de sustancias, aparte de que existe la compulsión a apostar.

5 - Relaciones sexuales inadecuadas que rompen las reglas establecidas de conducta de parejas, sociales y del trabajo.

La compulsión tiene que ver con un componente hereditario. Una vez que aparece, es de por vida.

La compulsión es la que lleva a que utilicen sin poder parar. Es el que marca claramente que se empieza a lesionar el lóbulo frontal por neurotoxicidad.

Es indicación médica que quien tiene el síntoma de compulsión no debe volver a tomar una copa de alcohol ni consumir ningún otro tipo de droga.

Muy importante: el síntoma de la compulsión no se debe confundir con el trastorno obsesivo compulsivo. En uno estamos hablando de un solo síntoma, como la tos, diarrea o fiebre. En el trastorno obsesivo compulsivo, estamos hablando de un padecimiento que tiene una variedad de síntomas.

Hago énfasis en un solo síntoma porque es la piedra angular:

-Para sospechar de un padecimiento de fondo.

-Porque es tan severo el daño que le causa al cerebro, que tapa o simula otros padecimientos.

-Porque no le han dado importancia y solamente se fijan en la acción de usar, que tanta confusión ha traído y que no sirve para nada.

-Para entender que estamos hablando de un padecimiento físico.

-Para entender que un síntoma no se puede controlar.

-Es como la fiebre, es un solo síntoma, pero alerta inmediatamente a buscar un padecimiento.

Aflicción de poca tolerancia emocional

La aflicción de poca tolerancia emocional se aprecia desde niños, la familia lo refiere como “de chico era sensible, escondía sus emociones, reaccionaba rápidamente ante cualquier estímulo que le provocara emociones, socialmente se metía en problemas, etc.”.  Esta aflicción los pone en desventaja. No pueden reaccionar adecuadamente ante estímulos emocionales (ansiedad, tristeza, coraje, frustración, miedo, etc.) como las personas sanas, las tratan de evitar.

Las emociones son alarmas naturales del cuerpo que siempre nos dan aviso de un componente emocional que hay que atender. Por ser alarmas, tienden a ser desagradables, para advertir o poner atención a lo que se percibe.

Esta poca tolerancia emocional tiene como características:

-Presentan una dificultad para resolver las emociones y, al no resolverlas, las arrastran por años. Es por esta razón que sacan a relucir eventos de muchos años atrás y reclaman como si hubieran sucedido ayer.

-Dificultad para identificar las emociones.

-Dificultad para expresar sus emociones, tienden a decir lo que piensan, mas no lo que sienten.

-Reaccionan ante estímulos muy bajos en forma exagerada.

-Cuando tienen las emociones muy altas, no pueden procesar la información que están recibiendo en ese momento y asumen una actitud de terquedad.

Mecanismos de defensa

Todo ser humano cuenta con mecanismos de defensa que se activan cuando se elevan las emociones súbitamente o son más intensas o duran más tiempo. Estos mecanismos tienen como propósito disminuir la intensidad de lo que se está sintiendo. En todo padecimiento emocional, por su duración, por las alteraciones en sí, estos mecanismos quedan activados en forma continua. En la aflicción de poca tolerancia emocional con compulsión son característicos los mecanismos de defensa de:

-Negación. Fácilmente niegan los hechos.

-Minimización. Tienden a dar poca importancia a eventos a los que se les debería dar mucha importancia.

-Distorsión. Tienden a cambiar o modificar los eventos o hechos.

-Racionalización. Para todo evento tienen una excusa, buscando que los libere de responsabilidad.

Por la poca tolerancia emocional, tarde o temprano se dan cuenta de que el uso de sustancias los hace sentir mejor por el efecto anestésico de las emociones. El problema es que también tienen el síntoma de compulsión.  El alcohol y las drogas los hacen sentirse bien o sienten un placer no sano. No perciben los efectos desagradables de estas sustancias como lo haría una persona sana.

Ahora, la familia debe tener muy claro que su familiar con pobre tolerancia emocional:

-está en una seria desventaja, porque le cuesta trabajo avisar que se siente mal emocionalmente o está sufriendo,

-va a reaccionar equivocadamente cuando tenga emociones fuertes,

-se puede activar la compulsión con las emociones intensas y no es culpa ni responsabilidad de la familia, esto sucede en “automático”

-usualmente provocan rechazo

Síndrome del lóbulo frontal

El uso de sustancias neurotóxicas acompañadas de la compulsión constantemente está lesionando las conexiones cerebrales, no les dan tiempo a sanar y el daño es acumulativo. Por eso, en un principio no se notan y con el tiempo se hacen aparentes. Llega el momento donde el daño se mantiene y se notan los síntomas aun cuando no estén utilizando.  Esta es la razón por la cual, al fin, después de varios años y en la mayoría de los casos décadas, los traen a tratamiento. Me los traen con daño al lóbulo frontal. Nunca me los traen porque “no sabe beber” o “no controla su uso”, etc. Si ese fuera el caso, me los traerían desde adolescentes o adultos jóvenes.

Sí llegan muchos adolescentes y es porque los sorprenden con drogas, lo cual, obviamente, niegan. Para la familia es un caso ilícito, vergonzoso y se siente culpable de que su familiar esté yendo por un mal camino. Sin embargo, nunca piensa en el probable inicio de un padecimiento físico.

Pero regresemos a las funciones del lóbulo frontal que son la etapa final de la madurez mental y emocional. A estas funciones se les llama ejecutivas y tienen mucho que ver con cómo enfrentamos y resolvemos los problemas que se nos presentan.

Estas son algunas de las funciones principales del lóbulo frontal:

-Atención

-Juicio

-Responsabilidad

-Control de impulsos

-Organización de la conducta

-Identificación de errores propios

-Toma o manejo de decisiones adecuadas

-Anticipación

-Aprender de la experiencia

-Capacidad de verse a uno mismo

-Manejo de alternativas

-Memoria del trabajo (funcionar en el presente, atender a los estímulos del medio ambiente, seguir indicaciones)

-Flexibilidad del pensamiento

-Funcionamiento social

-Planeación

-Conducta orientada hacia una meta

-Control emotivo

-Introspección (capacidad de verse a sí mismo)

-Control cognitivo (recibir información emocional y dar una respuesta adecuada)

-Mantener límites

-Razonamiento abstracto (complejo)

-Inhibición de un impulso

Como pueden apreciar, son funciones muy importantes y que ya deben estar presentes en un adulto joven. En los adolescentes empezamos a ver cómo se están desarrollando y en los niños vemos algunas, los esbozos.

Reitero, la creencia es que se aprenden, pero la realidad es que no hay clases para enseñarlas, ni tareas para aprenderlas. Se forma la función y mediante ensayo y error se afina.

Con el uso de sustancias neurotóxicas en la adolescencia, estas funciones no se desarrollan y en los adultos empiezan a deteriorarse. Es por esta razón que se los describe como inmaduros o que presentan inmadurez emocional.

Si se dañan las funciones del lóbulo frontal, se convierten en SÍNTOMAS:

-Disminuye la capacidad de mantener la atención

-Pobre juicio (pobre manejo de la realidad)

-Irresponsabilidad

-No controlan sus impulsos

-Se tornan desorganizados

-No tienen la capacidad de ver sus errores

-No toman buenas decisiones

-No anticipan

-No aprenden de la experiencia

-No tienen la capacidad de verse a sí mismos

-No consideran alternativas

-No actúan adecuadamente ante estímulos del medio ambiente y no siguen indicaciones

-No hay flexibilidad, son muy tercos

-Funcionamiento social inadecuado

-No hay planeación

-No tienen metas

-No hay contención emocional

-Funcionan en forma inadecuada a la información que reciben

-No manejan límites

-Concretistas en su forma de pensar

Les cuesta mucho trabajo o no pueden inhibir un impulso

A este cuadro clínico se le llama SÍNDROME DEL LÓBULO FRONTAL POR COMPULSIÓN A SUSTANCIAS NEUROTÓXICAS. Todos son síntomas y no es necesario que presenten claramente todos los síntomas del cuadro clínico. ¿Les parecen conocidos?

Al alterarse las funciones ejecutivas, se manifiestan en pérdidas y conflictos serios en todas sus áreas personales: familiar, social, laboral o de estudios, económica, legal y física.

En un adolescente vamos a observar principalmente y a grandes rasgos que empiezan a fallar en sus estudios, cambian de amistades y empiezan a tener conflictos con la autoridad, tanto en casa como en la escuela. En los adultos vemos que empiezan a surgir conflictos severos con la familia, se comportan como si fueran adolescentes o niños, cometen irresponsabilidades, se ausentan, cambian de amistades, son deshonestos y como consecuencia, se pierde la confianza en ellos.

Son incapaces de funcionar como se espera de su edad. Este tipo de conductas no sanas generan en la familia una profunda ansiedad, aparte de que despiertan todo tipo de emociones desagradables. Con los años se ve como van decayendo y empeorando en su funcionamiento.

Lo que la familia tiene enfrente es una persona con una enfermedad de sus funciones cerebrales, que impide que se pueda relacionar con ella porque no razona, no entiende, no puede pensar en otras personas, no se puede llevar una plática para advertirle de lo que le está sucediendo.

Lo que más llama la atención es que, a pesar de todas estas formas no sanas de actuar, pensar y sentir, la familia insiste en querer interactuar con el enfermo como si estuviera sano, como si solamente fuera una fase por la que está pasando y como si con diferentes intentos lo pudiera hacer reaccionar de una forma positiva y enderezar el rumbo. Hago hincapié en esto porque, aunque inicie un tratamiento, no sana de la noche a la mañana, el proceso de sanación a un 100 % demora cinco años sin volver a probar ninguna sustancia neurotóxica. Así de severo es el daño que le hace a su cerebro. Aparte de que por vida va a tener la aflicción de pobre tolerancia emocional acompañada del síntoma de compulsión.

Si vuelve a utilizar, aunque hayan pasado muchos años, todas las conexiones nuevas en cuestión de días o un par de semanas las vuelve a perder y nuevamente presenta toda la sintomatología.

Ahora la familia entiende por qué nunca funcionaron todos sus intentos de ayuda. Lo que estaban enfrentando son síntomas que solamente responden a un tratamiento.

Otros síntomas que acompañan el cuadro

La pobre tolerancia emocional, más la compulsión y el síndrome del lóbulo frontal en conjunto, se acompañan de otros síntomas.

-Característicamente, en su forma de expresión verbal son prepotentes, egocentristas o arrogantes.

-Se vuelven muy buenos para manipular.

-Son deshonestos, mienten, guardan información, etc.

-Pierden las emociones de culpa o de vergüenza o les dura el sentimiento muy poco.

-No creen que las reglas y conductas establecidas de la familia o de la sociedad se apliquen a ellos.

-Son demandantes.

-Fácilmente se ponen en el papel del mártir. Se quejan que no se les entiende y siempre se les culpa.

-La ayuda que se les brinda la perciben como si fuera una agresión hacia ellos.

-No tienen consideración hacia terceros.

-No tienen conciencia de cómo afectan a la familia.

-Pierden la motivación.

Tomen ahora todos estos síntomas en conjunto y ahora les debe quedar muy claro que lo que tienen en sus manos es un familiar con un padecimiento cerebral que es 100 % físico. La familia, cuando interactúa con una persona así de enferma sin entender que tiene un padecimiento físico, acaba siendo afectada y se produce una relación no sana entre todos los familiares.

Otros padecimientos asociados

Como mencioné anteriormente, el síntoma de compulsión debe alertar siempre a que hay un padecimiento de fondo. Si han pasado muchos años, invariablemente presentan un cuadro de Síndrome del Lóbulo Frontal y, como todo padecimiento, se complica o puede ocurrir que haya un padecimiento previo y se complique con el abuso de sustancias. Los más frecuentes son los trastornos de depresión y los trastornos de ansiedad. Menos frecuentes son los cuadros maníaco depresivos, trastornos de personalidad y cuadros psicóticos.

Llevando a cabo una buena valoración clínica se puede discernir o tener la sospecha clínica de otros padecimientos, debido a síntomas diferentes a los ya descritos.

Para este tipo de cuadros, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y cuadros psicóticos existe medicación. Para el cuadro de pobre tolerancia emocional más compulsión, más síndrome del lóbulo frontal, no hay medicación, pero sí hay rehabilitación.

Debo aclarar que hay una variedad de síndromes del lóbulo frontal, por lo que siempre se debe aclarar cuál es el agente o condición causante.

¡Qué gran diferencia es cuando se trata dentro de la medicina y no por nombres de uso popular como alcoholismo, drogadicción o adicción! Cambia totalmente la apreciación de quien tienen enfrente.

En mi experiencia, no es fácil que la familia lo acepte y lo trate como un padecimiento físico.

Como todo en medicina, a la familia no se le pide que utilice los términos médicos. En vez del Síndrome del Lóbulo Frontal, lo que les pido que digan es que “tiene una irritación en el cerebro”. ¡Fácil!, ¿no creen? Están diciendo la verdad e inmediatamente se entiende que es un padecimiento físico.

Pertenece al grupo de padecimientos crónicos

En medicina hay un grupo de padecimientos como la diabetes, hipertensión, artritis, etc., que no tienen una recuperación total, son padecimientos de por vida y se les llama crónicos. Todos estos padecimientos presentan características similares. La pobre tolerancia emocional más compulsión pertenece a este grupo.

-No hay cura, hay una rehabilitación.

-Usualmente se les pide que dejen alguna sustancia.

-Tienen que modificar hábitos.

-Diario tienen que llevar un cuidado. Así como el diabético debe llevar un saneamiento en sus alimentos, en este caso se les pide un saneamiento diario en sus emociones.

-Son padecimientos caracterizados por recaídas. Si no siguen las indicaciones, en la mayoría de los casos inmediatamente presentan recaídas.  Los médicos saben muy bien que una vez que se sienten bien, se confían y dejan de seguir las indicaciones.

-Con cada recaída aumenta el padecimiento. Además, sin tratamiento, el padecimiento sigue avanzando.

-Entre más joven se presente el cuadro, más difícil es el tratamiento.

-Hay un componente hereditario.

Ahora la familia ya tiene en sus manos el conocimiento de lo que hacen las sustancias neurotóxicas y sabe que el problema es el síntoma de compulsión a consumir alcohol y drogas y no la acción de usar, que se acompaña de una aflicción de pobre tolerancia emocional y que, con el tiempo, se dañan las funciones del lóbulo frontal, lo que provoca la enfermedad del síndrome del lóbulo frontal.

Con esta información, creo que estarán de acuerdo en que hay que abordarlo por lo que es, un padecimiento físico que requiere tratamiento y ya no seguir peleándose con los síntomas.

Es un padecimiento grave

El engaño por un padecimiento

No estaría mal entonces volver a revisar conductas y creencias que la familia tenía antes, pero ahora con el nuevo conocimiento médico. Se darán cuenta del cambio radical.

Después de haber recuperado el sentido común, debe haber algunos lectores que ya sospechen de dónde vienen las “creencias”.   Las creencias provienen de la misma sintomatología. Como es una enfermedad, es igual en todo el mundo; por lo tanto, no importa a donde vayan, se darán cuenta de que en otras partes dicen lo mismo, pero en otro idioma.   Por ejemplo; en todos lados dicen que la marihuana no hace daño porque es natural y los hace creativos.  Como vimos, el veneno es natural y hace daño y no es cierto que los haga creativos. También, no quita la timidez, no los hace mejores socialmente, no es causante de más diversión, no los hace mejores amantes y un sinfín de cosas más que han escuchado acerca de las sustancias. Si lograran todo esto, estaríamos hablando de sustancias mágicas. Ahora se entiende que, al provenir de cerebros enfermos, tratan de justificar el uso dándoles connotaciones mágicas.

Vamos nuevamente a hacer un repaso del sentido común, hechos y medicina, ahora en forma de preguntas.

¿Se les hace normal que alguien defienda el uso de sustancias, diciendo que no se queda tirado en la calle o se compare con otros o insista en usar el argumento de cantidad y frecuencia para demostrar que no es un problema?

¿Se les hace sano que una persona esté promoviendo beber más en una reunión social?

¿Se les hace sano que una persona se empeñe en manejar su auto, a pesar de que demuestra que no está bien de sus facultades por la intoxicación?

¿No les llama la atención como raro que una persona tenga que decirles a los demás que sí puede controlar la sustancia o la deje por un periodo de tiempo?

¿Se les hace sano que un muchacho o muchacha esté mal en su rendimiento escolar y no haga nada al respecto?

¿Se les hace sano que causen dolor y sufrimiento a sus familiares cercanos, a pesar de que se les dice constantemente lo dolorosas que resultan sus conductas?

¿Se les hace sano que insistan en seguir en lo mismo, a pesar que las consecuencias demuestran que están mal?

¿Se les hace sano que sean tan deshonestos (mentir, esconder, engañar) y manipuladores?

¿Se les hace sano que su mayor preocupación sea poder seguir utilizando, a pesar de todo lo que ocurre a su alrededor?

¿Se les hace sano que sean tan conflictivos o tan pasivos?

¿Se les hace sano estar metidos en una actividad que puede causar daños físicos permanentes, acabar en la cárcel o causar la propia muerte o la de terceros?

¿Se les hace sano que emocionalmente se comporten como niños o preadolescentes y se les tenga que cuidar?

¿Se les hacen sanos todos los actos irresponsables que cometen?

¿Se les hace normal que una persona empiece a decir que las sustancias neurotóxicas son para divertirse, obtener inspiración, desempeñar un mejor trabajo, para ser más creativa, para ser mejor sexualmente, porque la libera? ¡Como si fueran mágicas!

¿Se les hace sana la forma en que reaccionan?

¿Se les hace sana la poca consideración hacia otros y que la culpa o vergüenza les dure muy poco?

¿Se les hace sano una persona irresponsable?

¿Se les hace sano que una persona compre sustancias ilícitas poniendo en peligro a su familia?

¿Se les hace sano que un familiar llegue a causar ansiedad o miedo por sus conductas?

¿Se les hace sano que una persona sea agresiva verbalmente en forma constante con sus familiares?

¿Se les hace sano que una persona lleve “otra vida”, yendo a lugares considerados como “grises” (entre lo legal y lo ilegal) juntándose con personas que violan las leyes?

¿Se les hace sano que fácilmente una persona le ponga los cuernos a la esposa o al esposo?

¿Se les hace sano que los actos más terribles queden ocultos, tanto por el miembro de la familia enfermo como por la familia?

Su familiar con el padecimiento es considerado dentro de la medicina como uno de los grupos de enfermos más difíciles, por la resistencia a tratarse que presentan y su falta de disposición a seguir las indicaciones.

Es hora de sentarse toda la familia a discutir qué es lo que quiere realmente hacer con él.

Hay un aspecto que le cuesta mucho trabajo a la familia entender y sucede cuando escucha al familiar enfermo. Tiende a creer, aceptar y esperar que lo que dice sea cierto. Una persona que tiene alteradas sus funciones cerebrales no puede manejar una realidad u objetividad. Ve el mundo a través de unos lentes gruesos, oscuros y distorsionados por su padecimiento.

Palabras asociadas con la delincuencia

Ya sabiendo que se trata de un padecimiento y con la meta de mantenerse dentro del área médica, la familia debe dejar a un lado las palabras alcoholismo, drogadicción y adicción, ya no se deben volver a utilizar.  Para reafirmar esta regla, voy a exponer un problema serio.

Dentro del grupo de personas que padecen esta enfermedad, existe un grupito al que se puede considerar casi como delincuentes. La razón principal es que estas personas fácilmente infringen las leyes cuando están bajo los efectos de las sustancias. Desafortunadamente, este grupito le hace fama al resto y por eso las palabras “alcoholismo” y “drogadicción” se asocian fuertemente con los delincuentes. Por ejemplo, utilizando las palabras alcohólico o drogadicto...

¿Ustedes dejarían que su hija saliera con uno?

¿Ustedes le darían trabajo a una persona con este mote?

¿Ustedes le prestarían dinero?

¿Ustedes le darían las llaves de su casa o coche?

¿Ustedes se asociarían en negocios con una persona así?

La respuesta es que no, porque se sabe que no son personas confiables y fácilmente rompen las reglas o leyes.

Yo les comento continuamente a los enfermos que no deben decir estas palabras fuera de los grupos de autoayuda. Llegar a una reunión social y decir que son alcohólicos o drogadictos en recuperación es lo mismo que decir que acaban de salir de la cárcel. En ambos ejemplos, las reacciones de la gente van a ser iguales.

Aparte, cuando la enfermedad avanza demasiado, es frecuente encontrar que rompen leyes, como las agresiones físicas severas a los familiares, empezar a vender o transportar droga para tener dinero para comprarla, actitudes totalmente irresponsables como manejar intoxicados con los hijos, forzar una relación sexual…. por dar algunos ejemplos. Es importante no dejar avanzar la enfermedad a estos niveles.

Como la familia está bien consciente de esto, es causa de vergüenza o culpa tener a un familiar al que le apliquen estos nombres.

La Familia

La dinámica familiar dentro de un padecimiento

Es habitual que toda la atención la acapare el miembro de la familia con problemas. Es sumamente disruptivo. La familia siempre pasa a segundo plano. No es que la familia requiera tratamiento, pero lo que sí sucede es que es sumamente desgastante emocionalmente y por lo menos requiere guía y apoyo emocional.

La familia tiene que lidiar en forma general:

-con la preocupación de que su familiar se recupere.

-con la preocupación de que pueda acabar en el hospital o la cárcel.

-que lleve a cabo actos que afectan a la familia.

-con que varios familiares se quejen de que no se les hace caso, toda la atención está dirigida al que tiene la compulsión.

-con agresiones constantes.

-con que cada familiar reacciona diferente y pide diferentes soluciones.

-con que tienden a culparse y buscar a alguien que se haga responsable.

-con que es causa de vergüenza, culpa y resentimientos.

-interactuar con un familiar que tiene un padecimiento es muy difícil.

Ante este circo de tres pistas, lo primero es que la familia esté bien.

La familia debe dejar de confrontar, que es una situación de oposición. Lo que debe hacer desde ahora en adelante es enfrentar, en el sentido de que se responsabiliza de sus propias conductas, no de los síntomas del enfermo.

No se trata de formar familias abstemias ni de satanizar el uso de alcohol y/o drogas, se trata de formar familias que sean congruentes en su forma de pensar, sentir y actuar ante el padecimiento.  Está comprobado claramente que la intervención de la familia en el proceso de rehabilitación mejora considerablemente el pronóstico.

Cómo afecta a la familia

La familia queda afectada y debe atenderse a sí misma y corregir varias conductas que se derivan de haber caído en el juego del padecimiento. No es fácil entender lo que es vivir dentro de una enfermedad porque nunca la ha considerado así y tampoco cree que pueda estar afectada por ella.

Veamos las consecuencias de esta inexpresable aflicción familiar:

¿Que no hay familiares que están resentidos?

¿Que no existe una profunda desconfianza?

¿Que no hay una constante generación de ansiedad y muchas veces miedo?

¿Que no hay conductas defensivas provocadas por tantas agresiones verbales?

¿Que no existe la manipulación para que un familiar se haga responsable del familiar enfermo?

¿Que no hay coraje con familiares que se desentienden del problema minimizándolo o negándolo?

¿Que no se trata de evitar el tema porque han sido eternas discusiones sin llegar a nada?

¿Que no hay familiares que están contando los días para salirse de la casa o ya se fueron de la casa?

¿Que no hay una fractura en la familia y la convivencia se siente no sana?

¿Que no hay familiares con padecimientos provocados por el estrés?

Si a cualquier persona le muestro estas preguntas se preguntará con qué tipo de persona están conviviendo. ¿No suena a una película de horror?  Sin embargo, en ese medio convive la familia, provocado por estar inmersa en una enfermedad emocional severa. A estas alturas, ¿no deberían estar preguntándose por qué algunos familiares presentan tanta tolerancia? ¿Por qué aguantan tanto? ¿Se les hace sano?  ¿Acaso no todas las personas a las que les platican inmediatamente les dicen “¿qué haces ahí?” o “¿por qué no lo corren?”

Este es el cuadro de una familia que ha convivido años con un familiar que tiene compulsión a las sustancias con pobre tolerancia emocional, con síndrome del lóbulo frontal y nunca había tenido la comprensión de que estaba tratando con un padecimiento físico. Esto es lo que les sucede a las familias, su convivencia queda fuera de la realidad por estar viviendo dentro de una “locura”.

¿No creen que ya es tiempo de iniciar un camino hacia un núcleo familiar sano, aunque estén conviviendo con un familiar enfermo? Entonces, vamos a ver las acciones que la familia tiene que corregir.

Lo primero es que no se le pueden pedir peras al olmo. Con una persona enferma de sus funciones cerebrales, no hay forma o manera de que:

- entienda

- concientice

- se responsabilice

- controle sus impulsos

- rompa su negación

- deje de minimizar

- deje de dar explicaciones para justificarse

- deje de distorsionar lo que le dicen

- no actúe y conteste con prepotencia y arrogancia

- tome decisiones adecuadas

- deje de mentir, ocultar o ser deshonesto

- deje de tratar de manipular para continuar con sus conductas no sanas

En fin, creo que la familia puede continuar la larga lista de síntomas.

Lo que sí es necesario es que entre a tratamiento, que no es fácil, pero mediante una buena contención se puede lograr y si de plano no acepta, ya no caer en el juego donde el familiar enfermo simula que está bien.

La familia

Como ya pasó tiempo y se ha complicado, va requerir un esfuerzo, pero a cambio ya va a haber claridad, a menos que se empeñen en seguir con las mismas ideas. Esto último que menciono suena como una advertencia boba, pero obtener por fin la información adecuada no implica que cambien sus actitudes. Para cambiar las conductas vinculadas al padecimiento se requiere trabajo de la familia y, en mi experiencia, la mayoría asume la posición de que es el miembro con el problema quien debe trabajar para sanar. Para la familia es muy sencillo seguir patrones de conducta ya establecidos y no desea hacer un esfuerzo para modificarlos, perpetuando la problemática. Reitero, esto es aun después de tener la información adecuada.

Vamos a verlo desde otro punto de vista. Están enganchados con el padecimiento de su familiar. Romper este enganche requiere un trabajo que consiste en poder identificar los síntomas y la reacción de la familia ante estos síntomas. Al identificar y aceptar surgen las alternativas para su manejo.

Sé que esto no es lo que querían escuchar, que la familia tiene que trabajar primero en sí misma antes de enfrentar al familiar. Pero ya no puede seguir esperanzada en encontrar la llave mágica que rápidamente resuelva el problema, sin hacer un esfuerzo. Una cosa que les va a quedar muy clara es que la disfuncionalidad ha provocado un cuadro complicado, por lo tanto, hay que empezar a desenmarañarlo para que vuelva a ser simple.

Enganchados con los síntomas

La interacción interpersonal es una avenida que corre hacia ambos lados, no es de un solo sentido. En el caso de tener un familiar con el padecimiento, la interacción es caótica y conflictiva.  En el afán de querer remediar o controlar la situación, la familia cae en el juego de la enfermedad, se engancha. Estar reaccionando a la sintomatología de la enfermedad sin entenderla como tal y siempre va a resultar desgastante. El enganche es un punto esencial a corregir en el proceso de la sanación familiar.

Las familias que identificaron estos patrones y manejaron alternativas desechando las reacciones desgastantes han logrado un bienestar notorio en la familia, dejaron de ser cómplices, ya no aceptan el juego de la culpa y están enfrentando adecuadamente el padecimiento del familiar.

Revisemos los puntos más comunes del enganche:

- Enganchados con la deshonestidad.

Es tan frecuente que ya se perdió la confianza, pero no la esperanza, por lo que siguen creyendo sus mentiras. Esto es a pesar de que, en numerosas ocasiones, se han quedado con la sensación de que los traicionaron o se aprovecharon de ellos. Es característico que el familiar enfermo tienda a esconder sus conductas de la familia. Desde el momento que algo se esconde, obviamente no es algo bueno. Eso que buscan no va a salir a la luz.

La solución es simple, no creerles. Este punto, cuando lo expreso, crea confusión. No me refiero a que se le esté diciendo “no te creo”, esto origina más explicaciones con el afán de convencer que “es una verdad”. Cada uno de los familiares debe tener la firme convicción de que la deshonestidad es un síntoma. Al ser síntoma, de nada sirve confrontarlo o como mencioné antes, decirle “no te creo”. Un “Ok, ya veremos”, “déjame pensarlo” o “ya te escuché”, por ejemplo, es suficiente para no caer dentro del juego de que se le creyó y lo que realmente están esperando son hechos para corroborar lo que dijo. En otras palabras, no actuar y mucho menos responsabilizarse sobre lo que dice.

-Enganchados con la esperanza del cambio.

Al parecer, la familia no aprende de la experiencia y sigue aferrada a la idea de que su familiar puede cambiar. No se trata de cambiar sino de sanar.

Estos “actos de cambio” que esperan son a través de promesas, de negociaciones, de manipulaciones, de demandas, de juramentos, etc.  Este enganche de esperar el cambio lleva a la inacción y el padecimiento sigue su curso.

- Enganchados con asumir la responsabilidad.

Para el familiar enfermo es muy fácil aventar la responsabilidad. Aparte, por su inmadurez emocional invita a que se le cuide, porque es evidente que solo no se puede cuidar. El problema de que la familia se responsabilice es que perpetúa el padecimiento, aparte de que siempre tendrá la culpa (según el enfermo).

Lo que se debe hacer siempre es regresar la responsabilidad y se logra con un simple “¿qué vas a hacer al respecto?” o “¿qué piensas hacer?”

Es muy probable que insista, pero si la familia se mantiene firme con estas simples frases, llega un momento en que desiste, molesto, pero desiste. Por otro lado, no esperen que realmente se vaya a responsabilizar porque tiene el síntoma de la irresponsabilidad.

- Enganchados con la vergüenza.

Siempre que un familiar actúa de forma inapropiada dentro de un contexto social, ya sea solo con una persona o con varias, se va a despertar la emoción de la vergüenza y en ocasiones de culpa. El error yace en responsabilizarse de la conducta de otros. Se los creería si se tratara del comportamiento de niños o adolescentes, pero no del de los adultos.

Se supone que él debe enfrentar y solucionar lo que ocasionó por sus conductas, algo que no va a suceder mientras esté enfermo. Hay dos caminos: uno es no asistir a los mismos eventos sociales y en caso de que sí suceda, pedirle que se siente en otro sitio. Sentarse en otro lado y si les llegan a llamar la atención sobre su conducta, la respuesta debe ser “son conductas de él y a él le debes decir que lo solucione o arregle”.

- Enganchados con la culpa.

Saben que no es solo ocasionar culpa ajena, sino también es crear culpa en los familiares cercanos. Es un síntoma en ellos culpar a otros o a las circunstancias. Para eso, se basan en vaguedades como que es culpa de los padres porque algo no hicieron o hicieron durante su desarrollo. Sin embargo, ustedes ya saben que nada tiene que ver el entorno familiar para crear el padecimiento de pobre tolerancia emocional más compulsión.

- Enganchados con una conducta.

Se enganchan con algo que no entienden como un síntoma de un padecimiento, lo entienden como un capricho, un vicio, una forma de molestar, etc.  Pero si se empieza a entender como síntoma que nos avisa que hay algo de fondo, el panorama cambia. Cuando presentan estas actitudes/síntomas y están esperando una respuesta, solamente se debe decir que hay que ir al médico para revisar el malestar que causa esas conductas.

Hay que manejarlo por lo que es, algo que pertenece al campo de la medicina y son los médicos quienes se deben hacer cargo o, por lo menos, apoyar y orientar a la familia.

- Enganchados con el rescate.

Es común que se metan en problemas y siempre tienen que ver con actitudes no sanas como buscar pleitos, engaños, fraudes, deudas, accidentes, conflictos con personas, manejar intoxicados, etc.  Rescatarlos es convertirse en cómplices del padecimiento y perpetuarlo, porque nunca permiten que se enfrenten a la realidad de sus conductas (pedir ayuda médica). Para ellos, siempre va a estar alguien de la familia que los va a rescatar. Entonces, siempre se les debe hacer la observación que esa conducta no es sana y requiere la ayuda de un médico especialista y no de un familiar para que los saque de la problemática en que se metieron.

- Enganchados con mantener el secreto.

Ellos siempre van a funcionar con conductas que no desean que otras personas conozcan, porque bien saben que traen consecuencias. Cuando un familiar se entera, es muy fácil que el enfermo le pida que guarde el secreto y lo haga responsable, inclusive, si algo le sucede es por su culpa. Es una actitud muy enferma y se le debe hacer notar que “lo que estás pidiendo no es sano y no voy a ser tu cómplice”. De antemano hay que pedirle que no les cuente nada si no quieren que se sepa.

- Enganchados con los resentimientos.

Se han generado serios resentimientos a través del tiempo en algunos familiares.  Esta emoción es muy difícil de manejar y el familiar con el padecimiento siempre sabe qué botones tocar para volver a activarla. Es un juego donde el que se enoja pierde y él siempre sale ganando. El resentimiento se debe identificar, verbalizarlo, aceptarlo y no actuarlo. Con el tiempo, trabajándolo, desaparecerá para regresar a lo que originalmente era, un enojo.

- Enganchados con sus reacciones

“No le quiero decir” o “no le digan porque se va a enojar”.  Que el familiar se enoje no es nuevo. Es parte de sus conductas manipulativas para evitar que le hablen acerca de su compulsión. Es muy probable que en un principio se enoje, pero una vez que se dé cuenta de que la familia lo está manejando de manera diferente, este enojo disminuirá.

En ocasiones, por pasadas amenazas, sienten que si le dicen algo se va a hacer daño, se va a ir a utilizar, algo va a suceder o se va a ir de la casa. Este miedo surge de la experiencia, no se queden con la angustia o duda, tomen las precauciones necesarias.

- Enganchados con que no es una enfermedad

Algún miembro de la familia sale con el cuento de “pobrecito”, que no es un padecimiento o no es para tanto. Hay que dejar que estas personas se hagan cargo, pero realmente déjenlo que se haga cargo, no tardará en capitular. De igual manera, dejen que se haga cargo si el familiar no desea que se lo interne o dice que no necesita tratamiento porque no está enfermo. Déjenle la responsabilidad de cuidarlo y que el resto de la familia se haga a un lado.

El enganche es una interacción enferma y perpetua el padecimiento. Tienen que verse a sí mismos como familia y pensar seriamente si desean continuar con este juego tan desgastante. Quedarse cargados emocionalmente con preocupaciones y resentimientos por las conductas enfermas de otra persona no es sano.

¿Cómo reaccionarían ante un síntoma, por ejemplo, la tos, que no ha cedido, se ha mantenido y con el tiempo va en aumento y empeorando? ¿Seguirían insistiendo en tratar de resolverlo por su cuenta? La respuesta es NO. Pedirían la ayuda de un médico.  Lo mismo se debe hacer con este padecimiento y es importante aprenderlo para dejar de engancharse.

La conducta del familiar, en vez de complicidad, ahora es identificar un proceso no sano, entender que es un síntoma y que requiere la ayuda de un médico.

El médico de la familia

Así como hay todo tipo de médicos especialistas, le recomiendo a la familia que antes de iniciar con el proceso de contención, tenga uno a la mano.

- Solicitar una primera reunión para plantear como está la situación en casa.

- Mientras el familiar no acepte ir con el médico, éste sirve de guía y de ayuda para ir corrigiendo aspectos.

- Una vez que acuda a la cita, el médico es el responsable. Para todo, la familia le debe informar al médico y debe dejar de tomar acciones por su cuenta.

La Contención

Buscando que el familiar acepte un tratamiento

En la mayoría de las ocasiones, quien hace el contacto para tratamiento es un solo miembro de la familia. Ya muy avanzado el padecimiento es cuando parte de la familia hace contacto, es muy raro que la familia completa acuda a solicitar ayuda.

La contención….

-No se trata de convencerlo. Se pierde el contexto de que se trata de un padecimiento

-No se trata de que razone.  No puede, por las lesiones en sus funciones cerebrales

-No se trata de que entienda.  No puede, por las lesiones en sus funciones cerebrales.

-No se trata de engañarlo. Solamente se obtiene que aumente el resentimiento.

-No se trata de manipularlo. Él es mejor para manipular debido a que es un síntoma que presenta.

-No se trata de negociar. Ofrecerle cosas a cambio de que acepte la ayuda no funciona.

-No se trata de amenazar.  Es raro que la familia cumpla con las amenazas, para entonces el familiar ya no les cree.

-No se trata de que “toquen fondo por su sufrimiento”.  Se oye mucho en los grupos de autoayuda, pero médicamente no existe.

De lo único que se trata es de que, en forma simple, admitan que tienen un padecimiento y que requieren ayuda médica. Como dije en un principio, este proceso de aceptación por parte de la familia no es fácil.

Contención familiar

La contención consiste en abordar el tema solamente dentro del contexto médico y jamás apartarse del mismo. Aplicar las reglas que se aplican a cualquier enfermo en la familia y esas reglas van de acuerdo con el padecimiento.

Establecer una serie de reglas y conductas para impedir que el familiar problemático siga imponiendo su forma de pensar, sentir y actuar no sana, dentro de la familia.

La familia se debe sentar con él (sin que esté intoxicado) y decirle que cometieron un error en su manera de tratar de resolver los problemas, que ahora ya entienden que tiene un padecimiento físico y que requiere tratamiento médico. Que ustedes como familia, por el mal entendido, trataron de ayudarlo y solamente se ocasionaron conflictos. La familia ya no quiere conflictos, ya no quiere pelearse con la enfermedad, ni ser cómplices de su padecimiento. De ahora en adelante, se va a buscar que la familia vuelva a tener conductas sanas. Por tratarse de un padecimiento médico, la única ayuda que pueden ofrecer es que reciba tratamiento. Al familiar con el padecimiento no se le va ni se le debe sorprender, siempre tienen que advertirle o decirle desde antes.

Lo común es que salga con todas las contestaciones que la familia ya conoce, empezando por la negación o contestar agresivamente. Hay que hacer lo siguiente:

-Informarle que le están avisando cómo va a ser de ahora en adelante. Hago énfasis en avisarle, no es sentarse a discutir, a rebatir, a decirle que no, a tratar de convencerlo, a negociar, a pelear, etc. Es avisarle o informarle.

-Mencionarle que es obvio que tiene un malestar emocional y que el problema no es la acción de usar sino la compulsión y que eso es un síntoma.

-Que lo importante es hacer una valoración con un médico especialista y que el médico ya les informará cómo está el problema.

-Si menciona las palabras alcohólico, drogadicto o adicto, decirle que ya no las van a emplear porque no tienen nada que ver con un padecimiento físico.

-De ahora en adelante, se van a referir a ellas y le avisarán que son conductas no sanas (acciones, manejo de emociones, síntomas del síndrome del lóbulo frontal, etc.) y le pueden dar un ejemplo.

-Avisarle que no va ser solo una plática, que van ser varias y que algunas pueden ser para corregir errores.

-Como es un padecimiento, ya no pueden seguir siendo cómplices. Se rehúsan a ser parte de conductas (por parte de la familia), que saben que le están haciendo daño.

-La familia ya no va a permitir que imponga, demande, manipule, chantajee o responsabilice a otros.

-Cada vez que interrumpa o salga con una contestación inadecuada, es señal de que no escuchó, está oyendo, pero no escucha y hay que volver a repetir.

El manejo de la situación siempre debe ser simple, ya sea un familiar que represente a toda la familia o la familia completa. Si cometen un error, no se preocupen, pueden volver a retomar y corregirlo.

1- El familiar con el padecimiento va a reaccionar con el ánimo y el estado que ya tiene, no va a suceder nada nuevo. Va a reaccionar con molestia, enojo, resentimiento, cinismo y resistencia. Va a tratar de interrumpir, de bloquear, argüir y dar un sinfín de explicaciones. Va a intentar buscar pleito y culpar.

Se le debe decir una y otra vez que no es pleito, no es una discusión, “no es para molestarte y escucha”. No deben dejar que los envuelva en su juego, va a buscar que se enganchen nuevamente.

2 - Se le va a decir que ya saben que tiene un padecimiento físico y que requiere tratamiento. ¿Cuál es el padecimiento?... Pobre tolerancia emocional e irritación cerebral por compulsión a sustancias neurotóxicas.

3- Se le va a decir que es obvio que hay un grave conflicto familiar por el padecimiento. Por parte de la familia esto termina, la familia ya no va a buscar controlar, modificar ni cambiar al familiar porque ya aceptó que está frente a un padecimiento grave y crónico. De ahora en adelante, lo van a tratar como a cualquier otro padecimiento. Que están preocupados por su salud, que notan cambios en su forma de manejar las emociones, de pensar y de actuar.

4 - Decir que la puerta para pedir ayuda y acudir con el médico siempre va a estar abierta. “Nuestra responsabilidad es ofrecerte ayuda, pero no seguir rescatándote cada vez que te metes en un lío”. “Sabemos que tienes un problema con el manejo de la responsabilidad, pero es tu decisión si quieres o no sanar”.

5 - “Ya no vamos a tolerar más agresiones que son síntomas de tu padecimiento. Nunca sabemos de qué ánimo estás y si vas o no a reaccionar con agresiones. Cada vez que comiences a agredir en forma verbal, amenazando, gritando, haciendo berrinches o buscando crear culpas, te vamos a hacer la señal de tiempo fuera y se termina la plática hasta que se te bajen las emociones y puedas hablar tranquilamente”.

6 - Ya sabemos que tu fuerte es hablar de todo lo relacionado con las sustancias, algo en lo que siempre hay deshonestidad, por lo tanto, ya no vamos a tocar ese tema. Lo único que te vamos a decir es que tienes una compulsión y eso es un síntoma que se ve con un médico especialista. No tiene caso que entre nosotros sigan las discusiones, pláticas o pleitos.

7 - Tu padecimiento ha rebasado todos los límites, reglas o normas de la casa. Al referirnos a la casa, son las reglas que todos siguen, no se va a seguir haciendo una diferencia contigo. Aunque tengas un padecimiento, las reglas son para todos y debes seguirlas.

8 - Todo lo que platiques se le informará a toda la familia. Tu podrás seguir con tus “secretos”, pero la familia no tiene por qué ser parte de ese juego.

9 - Cada vez que nos platiques algo o hables de una conducta que nosotros no veamos como sana, así te lo vamos a decir: “eso no es sano”.

Tengan presente que todo esto va a suceder en el pleno entendimiento por parte de la familia que tiene enfrente a una persona que no puede razonar o entender por su enfermedad, aunque parezca que sí puede.

Reglas para enfrentar el padecimiento

Las decisiones que debe tomar la familia y hacérselas saber son las siguientes:

1- No dar dinero en efectivo, suspender las tarjetas de crédito o débito. El dinero lo utilizan para un solo propósito, que es comprar las sustancias. Mientras le estén dando dinero son cómplices del padecimiento. Cuando requieran dinero para ropa, útiles o algo similar, se les acompañará y el familiar lo pagará.

2 - Quitarle el celular. El celular lo utiliza para comunicarse con amistades de uso o con el “dealer”. Si el celular es de él, no se le da dinero para pagar las llamadas. ¿Qué se le dice? “El celular lo pagamos nosotros y es un accesorio que utilizas en tu padecimiento”.

3 - Quitar el automóvil. No pueden permitir que un familiar que esté utilizando maneje. Las probabilidades de un accidente son muy altas. Si el coche es de él (está a su nombre) no se le da dinero para gasolina, seguro, refacciones ni mantenimiento.

¿Qué se le dice? “El coche implica una responsabilidad, si estás con conductas no sanas no hay manera que funciones responsablemente y, para evitarnos un futuro accidente, no podemos darte el coche”.

4 - No puede llevar a la casa sus amistades. Todas sus amistades usan.

5.- Es parte del funcionamiento familiar que haya una comunicación avisando dónde va ir, con quién y a qué hora regresa. Caray, hasta el papá o la mamá tienen que seguir estas simples reglas que, para una persona sin estar afectada del lóbulo frontal, son de sentido común. ¿Qué se le dice? “Las personas sanas avisan, no se esconden”.

6 -No puede estar con personas de alto riesgo. Ustedes ya han identificado quiénes de sus amistades tienen la misma problemática. No se aceptan llamadas de ellos y tampoco pueden ir a visitarlos.

7 - No puede ir a lugares de alto riesgo como antros o bares.

8 - El uso de la computadora podrá permitirse en un lugar que esté a la vista de todos, no la puede utilizar en su cuarto.

9 - No puede utilizar ninguna sustancia en la casa. Sé que las esconden, pero de todas formas hay que hacer la advertencia.

10 - “Si llegas a tener un conflicto legal, deudas o acabas en la cárcel, te recomendaremos un abogado, te iremos a visitar a la cárcel, te ayudaremos a conseguir un trabajo para pagar tus deudas, pero no te vamos a dar dinero para solucionar tus problemas originados por el consumo. Ayudarte en estos casos económicamente es también caer en la complicidad”.

De preferencia, les pido a los familiares que no haya alcohol en la casa, aunque sé que son pocas las familias que acceden a esto.

Se les debe avisar a los familiares cercanos y amistades que ya no puede beber alcohol. Lo que se contesta tiene que ver con la medicina y están diciendo la verdad. “Fuimos con un médico y le encontraron una irritación cerebral; ya no puede tomar alcohol y debe seguir indicaciones”. Si insisten en preguntar por qué no, también es fácil la respuesta: “porque el alcohol es neurotóxico y empeora su irritación”.  Si siguen insistiendo, solo hay que decir, “no sé, pregúntale al médico”.

Preguntas frecuentes de la contención familiar

Se trata de hacer presión, tal y como se hace con otras enfermedades. Se trata de hacerlo simple, no hay que hacerlo complicado.

¿Qué hacer cuando está intoxicado? Es cuando más alto está el “piensa chueco”, la familia ya tiene la experiencia de que no sirve de nada hablar con él. Lo mejor es evitarlo y esperar a que se le pase. En caso de ser una intoxicación severa (somnolencia, inconsciencia, no responde a estímulos, dice tonterías fuera de la realidad) y esto preocupa a los familiares, deben llevarlo a urgencias de un hospital.

¿Qué hacemos si se pone agresivo? Usando el sentido común ¿qué harían ustedes si en otro lugar fuera de la casa o en la misma casa un desconocido se pone agresivo? Hay que evitarlo, salir del lugar donde se está para evitar un daño físico. No por tratarse de un familiar hay que tolerar acciones que puedan poner a la familia en peligro.

¿Qué hago si se va de la casa?  Hay que decirle antes de que se vaya que las puertas están abiertas, que no se le quiere correr y que, cuando desee el tratamiento, la familia estará presente para darle una mano.

¿Qué hago si siento que se va a hacer daño?  Mucha gente piensa que con sus propias palabras va a provocar que otra persona se haga daño. Pero si estamos hablando de una enfermedad física, no es así. Hay que pedir ayuda a su médico especialista para tranquilidad de la familia.   

¿Qué hacemos si el enfermo es quien mantiene económicamente a la familia?

Se consideran las alternativas, por ejemplo, no le pueden quitar el coche, pero se niegan a subirse al coche con él, siempre manejando el aspecto médico y haciendo hincapié en que no se trata de buscar pleitos.  Es común que utilice el dinero para manipular y no se debe permitir caer en esos juegos, nuevamente basarse en la medicina. Acordarse de que hay que tomarlo como lo que es, un padecimiento, expresar que están preocupados por su salud y por eso no pueden ser cómplices.

¿No piensa la familia seguir las indicaciones porque cree que son exageradas, o siente que le afecta su rutina? Si existe esta idea o sentimiento, es muy importante platicarlo, porque el familiar lo percibe. Recuerden que no hay exageración cuando el padecimiento puede llevar a la muerte. Ustedes lo perciben, es cuestión de tiempo para que algo le suceda o afecte a terceros, incluyendo la posibilidad de muerte. Mientras esta bomba de tiempo esté activada en la casa, la familia va a tener que seguir aguantando todo tipo de abusos y desgaste emocional. La familia, al igual que el familiar problemático, seguirán sumergidos en un ambiente no sano y muy perjudicial. Tarde o temprano, esta dejará de ser una opción.

Usualmente hay una verdadera preocupación al intentar imponerle límites y reglas, ya que temen a sus reacciones. Tratar con él usualmente no es fácil, pero ya cuentan con años de experiencia. Utilicen esta experiencia a favor de la familia.

Al final, lo único claro es que es un padecimiento y deben tener un médico especialista para poder hablarle, informarle y que les indique qué hacer en caso de dudas o preocupaciones. Como es un padecimiento, es el médico quien lo atiende.

Acciones repetitivas en la contención familiar

Simple

El padecimiento hace que todo sea complicado, hasta una salida familiar se convierte en algo sumamente complejo. Es muy importante decirle esta palabra, avisándole que está complicando las cosas.

Escuchar

El familiar con el padecimiento oye, pero no escucha. Hay que pararlo, decir que no está escuchando y repetir lo que le están diciendo. Es válido decirle tal cual, “estás oyendo, pero no escuchas”. Rápidamente preguntarán cuál es la diferencia y la respuesta adecuada es que una persona que oye inmediatamente contesta y sale con una explicación, una persona que escucha se mantiene callada, piensa, lo medita o lo reflexiona y entonces contesta.

Frases o unas cuantas oraciones

Por los síntomas, el familiar no entiende, continuamente dirá que ya entendió, pero la familia ya sabe que no es el caso. Hay que evitar dar explicaciones largas, deben ser breves y siempre hacia el objetivo.

No es pleito

Siempre que la familia caiga en un pleito por problemas asociados con la compulsión, va a salir perdiendo. Para el enfermo es muy fácil buscar pleito verbal, sabe que esto implica que lo dejen en paz por un tiempo, se hace la víctima u ofendido y deja de hablar o lo usa como excusa para salirse. Como si fuera un mantra, hay que estarle repitiendo que no es pleito.

Señalar que no es sano

Tal y como se hace con todos los padecimientos, hay que señalarle que no es sano. Es molesto pero necesario. Es una forma eficaz de que tomen conciencia de su padecimiento.

Tiempo fuera

Cada vez que se exalte o esté buscando una confrontación, hay que hacer la señal de tiempo fuera. Recordar que previamente ya se le indicó que así iba a ser.

Lo vemos con el doctor

Continuamente se les van a presentar situaciones donde el familiar busca, pregunta o los pone en una situación confusa o comprometedora.

La contestación siempre debe ser, “le preguntaremos al médico porque se trata de un padecimiento”.

El tratamiento

Un programa de rehabilitación

Hasta el día de hoy no tenemos un medicamento para evitar que las conexiones alteradas activen la compulsión, como tampoco hay un medicamento para corregir su pobre tolerancia emocional. Asimismo, no hay un medicamento para acelerar la formación de nuevas conexiones en el lóbulo frontal. No existe una cura, pero lo que sí existe es una rehabilitación como en el resto de los padecimientos crónicos.

Tratamiento externo e interno

Dentro de la comunidad médica, todos tienen la experiencia de que la mayor dificultad en estos padecimientos crónicos es que el enfermo siga las indicaciones a largo plazo.

Todos los padecimientos físicos tienen dos niveles de tratamiento, el modelo externo, donde se acude regularmente a citas con el médico y el modelo interno, donde se hospitaliza al enfermo.

Por otro lado, existe el programa de tratamiento en clínicas, que va de cuatro a ocho semanas y tiene como propósito aislarlo de su medio ambiente cuando ya ha sido rebasado por la compulsión y no se puede mantener más de una semana sin volver a consumir.

Existen clínicas con programas a largo plazo que van de seis meses a dos años, que se emplean cuando ya hay un daño considerable al lóbulo frontal.

Debo volver a hacer hincapié en el modelo médico. Lo ideal es que el enfermo sea tratado en un principio en forma externa, manejando en conjunto con la familia un programa de información e inducción para que se pueda llevar a cabo en casa.

Por lo común que es el síntoma de compulsión, se ha dado el fenómeno de la propagación de modelos de internamiento de tres meses.  Estas paraclínicas donde el equipo está formado por técnicos, han recibido un curso breve de consejería y el manejo del programa de los 12 pasos institucionalizado. Son pocas las que realmente están haciendo un buen trabajo. Desafortunadamente, la mayoría está compuesta de personas “rehabilitadas” que no tienen ningún tipo de formación y en estos lugares hay todo tipo de malos manejos.  Suelen recibir a más de 30 personas y sin ninguna preparación, se convierten en mini cárceles. Mandar a un familiar a estos sitios efectivamente es imponer un castigo que no sirve de nada en un padecimiento. Las personas que acaban en alguno de estos lugares, por lo general salen con un mayor resentimiento hacia la familia, aparte de que inmediatamente se activa la compulsión. Son sitios que se disfrazan de buenas intenciones para embaucar a las familias.

Debido a los avances en la medicina y manejo externo, las clínicas psiquiátricas han ido disminuyendo. Las clínicas psiquiátricas se utilizan cuando, aparte de la compulsión, presentan otro cuadro que requiere cuidados constantes, como una paciente con ideación suicida o un paciente con un proceso psicótico, por ejemplo.

Un ejemplo de tratamiento ideal sería acompañar al familiar a su cita con el médico especialista. Después de la valoración, se dan las indicaciones para el tratamiento externo, que incluiría psicoterapia individual, de grupo y los grupos de autoayuda (alcohólicos anónimos). A la familia se le debe dar un programa breve de inducción, que incluye información sobre cómo no caer en el juego del padecimiento y contestar a sus dudas y, posteriormente, debe mantener un contacto para estar informando al médico. Es frecuente encontrar en la primera cita otro padecimiento como ansiedad o depresión y para estos padecimientos sí hay medicación. La medicación no se puede prescribir mientras siga activada la compulsión. Las sustancias neurotóxicas impiden un buen funcionamiento y puede haber efectos secundarios que hagan necesaria la hospitalización.

Si el tratamiento como externo no está dando los resultados adecuados, se debe pensar en un internamiento. El padecimiento requiere una supervisión médica constante durante el primer año, después se reduce a cuidados más moderados durante uno a dos años más. Posteriormente, serían cuidados de mantenimiento.

No hay medicamento para la compulsión

El proceso es evitar los gatillos disparadores clínicamente ya comprobados, que activan la compulsión. Recordemos los gatillos o estímulos:

-El uso de sustancias neurotóxicas (alcohol o drogas). Hago hincapié en que deben ser todas las sustancias neurotóxicas que ya no se deben volver a utilizar ni probar. Muchas veces dicen que la sustancia que le ocasionaba problemas era la cocaína, pero no el alcohol. Si el paciente consume alcohol activará la compulsión y regresará a su sustancia de preferencia.

-Memorias. No puede asistir a lugares de alto riesgo como son bares, casas de otras personas con el padecimiento, antros, restaurantes que no son para la familia, sitios donde utilizaba y tampoco puede juntarse con “amistades” de alto riesgo, como los compañeros con los que acostumbraba utilizar, dealers y conocidos. Está corroborado clínicamente que, si se activan las memorias, se activa la compulsión.

-Emociones altas. Por esto se le pide que diariamente asista a grupos de autoayuda para hacer catarsis y hablar con el padrino y compañeros en rehabilitación.

-Apostar. Aparte de que unas personas claramente tienen la compulsión al juego, éste siempre está asociado con el uso de sustancias.

-Relaciones sexuales inadecuadas. Esto requiere un poco más de explicación para aclararlo. Las relaciones sexuales implican un grado de responsabilidad alto. Debido a esto, se han establecido normas y reglas sociales de la pareja, que por su importancia llegan a ser leyes. Estando casados, no se debe buscar otra pareja porque se afecta a terceros, estando en los grupos de autoayuda no se puede relacionar con los compañeros del sexo opuesto. Hay que tener un cuidado especial para evitar enfermedades y embarazo, son varios los ejemplos y todos implican que se está lidiando con un montante alto de emociones, que va a llevar a una recaída segura.

Desintoxicación dirigida por médicos

Cuando se inicia un proceso de rehabilitación, la primera regla es llevar a cabo un proceso de desintoxicación, dirigido por un médico con conocimientos sobre este padecimiento. Si está complicado se realiza en un hospital; si no, el médico lo puede supervisar en casa. Dependiendo de las sustancias, lleva de dos a siete días en la gran mayoría de los casos. Dejar que se le pase sin asistencia médica es mantener el juego de que no está enfermo. Con el médico desde un principio se establece que es un padecimiento y es grave. De paso, el médico aprovecha para llevar a cabo una buena valoración física, descartar o hacer el diagnóstico de otros padecimientos y ordenar varios exámenes de laboratorio y gabinete.  En los hospitales jamás se debe decir que entra a desintoxicación, se dice que entra a un chequeo y, repito, no se vuelven a utilizar las palabras “alcoholismo” o “drogadicción”.

La desintoxicación no es un tratamiento para el padecimiento como muchas personas creen y esta idea se origina del piensa chueco de los pacientes. Muchas veces alegarán que con la desintoxicación es suficiente para no continuar con un tratamiento de rehabilitación. Rehabilitación implica tratamiento y supervisión médica a largo plazo.

En este padecimiento son frecuentes las recaídas, es rara la persona que después de un tratamiento inicial no vuelve a presentar una sola recaída en su vida. Con cada recaída, las conexiones nuevas inmediatamente se lesionan y todo el cuadro clínico del lóbulo frontal regresa, es volver a iniciar el tratamiento. Por lo tanto, es importante no dejar pasar días y mucho menos semanas e inmediatamente llevar a la persona afectada a desintoxicación.

Recaídas frecuentes

No es opción que con cada recaída se le tenga que internar, por lo que es importante aprender las indicaciones básicas para el padecimiento y tratarlo en casa como se hace con cualquier otra enfermedad crónica.

Como ya no hay que estar pendiente de la acción de consumo, lo que se debe hacer es estar pendiente de los síntomas del Síndrome del Lóbulo Frontal.  Estos síntomas siempre alertan y tarde o temprano saldrá a la luz que la persona tiene la compulsión. En ese momento, se debe actuar como con cualquier cuidado que se lleva en casa. Previa conversación, donde ya se estableció de que así va a ser, se le habla al médico para hacer cita, aun cuando haya duda.

Vamos a decir que se trata de un infarto, ya estuvo en el hospital; sin embargo, por no seguir las recomendaciones presenta un nuevo cuadro anginoso, pero no amerita hospitalización. Las recomendaciones del médico son obvias. Lo primero que va decir es que debe estar en reposo y no salir de la casa. Si tiene algún trabajo que no requiera su presencia puede desarrollarlo desde la casa. No puede tener visitas ni salir a eventos sociales. Debe regresar a las indicaciones y seguirlas en un 100 %. No se le permite salir solo y tiene que trabajar para recuperar su salud.

Lo mismo se hace cuando el familiar recae con la compulsión.

-Avisarle a su médico especialista para llevarlo a su cita. Debe ir acompañado.

-Hay que informarle que, como otra vez recayó, hay que mantener el cuidado en casa.

-Es un padecimiento grave, por lo que no salir de la casa es imperativo.

-No puede socializar y se le quita todo lo que se mencionó anteriormente en las reglas para la contención.

-Mantenerse en casa sin salir por lo menos dos semanas, solamente puede acudir a grupos acompañado de un compañero o de su “padrino”.

-La asistencia a grupos de autoayuda debe duplicarse o triplicarse.

Cerebros auxiliares en el proceso de rehabilitación

Mientras la persona va sanando, hay que darle una mano. Esto no quiere decir que se hagan las cosas por ella. Todas las funciones del lóbulo frontal están disminuidas en menor o mayor grado y es aquí donde entran los familiares a dar apoyo o ayuda, convirtiéndose en cerebros auxiliares.

Un cerebro auxiliar orienta, le dice si está en un error, le presenta otras alternativas si su juicio social no es el adecuado, le hace ver su piensa chueco, etc.

Como mencioné anteriormente, se le avisa que los familiares van a funcionar como cerebros auxiliares, para evitar conflictos. Se le debe aclarar que al hacerle observaciones no es para castigar, para manipular o disminuirlo, es para su beneficio y que, como su síntoma le hace ver toda ayuda como una agresión, también lo debe tener presente.

Todas las observaciones deben ser simples, una o dos frases, no caer en dar explicaciones. Cualquier aspecto que rebata, hay que apoyarse en el médico y decir simplemente “no sé, ¿qué tal si le preguntamos a tu médico?”

Cuando surjan síntomas/conductas que los alerten, también apoyarse en el médico y hablar con él. La responsabilidad del tratamiento recae en el médico, no en la familia.

Los grupos de autoayuda

Así como el diabético debe llevar a cabo un saneamiento diario en su alimentación, el paciente con pobre tolerancia emocional y compulsión debe llevar un saneamiento diario de las emociones, que se logra acudiendo a los grupos de autoayuda. La catarsis es el modelo más antiguo que existe de psicoterapia y sirve para bajar las emociones. Este es un componente esencial de estos grupos.

El programa de los 12 pasos es excelente, el problema es cuando no siguen adecuadamente el programa y les da por interpretar o su sintomatología la hacen parte del programa. Se deben tener los siguientes cuidados:

Es un síntoma no querer ver a un médico desde antes de llegar a los grupos. Cuando en los grupos les dicen a los que asisten que no deberían ir con médicos especialistas, es el mismo síntoma. Si utilizamos el sentido común, es una continua negación de que se trata de un padecimiento, si no se requiere un médico, no es una enfermedad. Está escrito en el programa de los 12 pasos que sí se promueve recurrir al médico.

A los grupos llegan con toda la sintomatología, por lo que con mucha frecuencia regresan a casa y hablan mal del grupo o inventan que están peor que ellos para ya no regresar. Estos son síntomas.

Hay grupos donde personas muy enfermas han tomado el control y no siguen el programa. Hay que preguntar a personas rehabilitadas, que tiene varios años, qué grupos recomiendan.

Hay que buscar grupos que sean afines a su entorno social.

Es importante que rápidamente el familiar consiga un padrino, que es una persona que sirve como guía y ayuda en el programa.

Como en todos lados, no faltan los oportunistas que buscan sacar ganancias en todos los sentidos del resto de los compañeros. Son especialmente “peligrosos” cuando asumen el control del grupo.

Es bueno que la familia esté enterada de lo que es el programa de los 12 pasos y, además, que acuda a los programas de Al-Anon, que es el programa para las familias o amistades de los pacientes con compulsión.

Los libros fueron escritos hace más de 50 años, por lo que utilizan las palabras “alcoholismo, borracho, drogadicción, adicción, etc.”. No hay que preocuparse y tener en cuenta que solamente se deben usar dentro de los grupos.

Es bueno que la familia conozca a compañeros del grupo que ya tienen años en rehabilitación, al igual que al padrino, para solicitar apoyo en casos necesarios.

Sí hay grupos de autoayuda solo para mujeres. Si su familiar es del sexo femenino, se recomiendan estos grupos. En caso de que no se encuentren, forzosamente debe tener una madrina y no un padrino.

No se deben aceptar los “amoríos”, “infatuaciones” o relaciones que vayan más allá del compañerismo del programa. Todo este tipo de relaciones son conductas sexuales inadecuadas que activan la compulsión. Nuevamente, son parte de la sintomatología y acaban en recaídas.

Ejercitando sus nuevos conocimientos

Después de todas estas explicaciones, la familia debe aplicar sus conocimientos a todas las ideas que aquí no mencioné, que son numerosas. Inclusive recomiendo que la familia lo haga como una forma de ejercitar su sentido común.

Por ejemplo, si una persona con compulsión dice que toma por el sabor, utilizando el sentido común sabemos que no es cierto.

Cuando una persona toma por el sabor, solamente llega a degustar una o dos copas, más no, porque se sabe que anestesian las papilas gustativas.  Esto lo saben muy bien las personas que trabajan en antros o restaurantes que promueven la bebida y, para la tercera copa, es común que les den una bebida adulterada porque jamás van a notar la diferencia. La persona con compulsión sí siente placer al tomar, pero es para anestesiar sus emociones, que ya sabemos que son un dolor o sufrimiento emocional.

Así como este ejemplo saldrán más y platicándolo se llegará a la conclusión de que no es lógico o que no es sano.

Enfrentando un mundo ignorante

La familia, al adquirir nuevos conocimientos, los quiere compartir o corregir a las personas y se topan con ese muro de creencias chuecas que todo el mundo comparte. No les van a hacer caso y no les van a creer, se topan con el mismo problema que yo enfrento continuamente, no se puede explicar en unos cuantos minutos. La clave es no volver a utilizar jamás las antiguas creencias. Si oyen que se habla de alcoholismo y drogadicción, lo mejor es no entrar en la plática o no responder. Si tanto es el deseo de ayudar, recomienden el libro y digan que después lo podrán comentar.

Cero Tolerancia

Dirigido a los padres y madres que desean asumir un compromiso personal y llevar a cabo una buena contención en casa.

Como bien saben, la forma de ayudarse y ayudar a su familiar con problemas es empezar a crear una buena contención. No le gustan los límites, pero es una buena forma de crearle una advertencia de que debe hacer algo por sí mismo.

Mi Compromiso con el

PROGRAMA DE CERO TOLERANCIA

de la Clínica Cantú

Mis razones no son moralizantes, exageradas, ni religiosas, simplemente tienen que ver con mi salud emocional y física. No estoy en contra de que beban alcohol, lo que no tengo que tolerar es a ese pequeño grupo de personas que afectan a terceros. La cero tolerancia en ningún momento emplea conductas agresivas ni debe caer en el juego de las discusiones o el pleito. Tampoco trataré de convencerlos de que entiendan, es su problema, no el mío.

La cero tolerancia empieza por mi persona, por lo tanto:

- No tengo por qué tolerar a personas que alteran su forma de pensar, sentir y actuar con el uso de alcohol y drogas, afectando a mi persona.

- No tengo por qué disculparlas o dar explicaciones de sus actos, que pueden ser desde irritantes hasta el punto de poner en peligro la integridad física o la vida de las personas que los rodean.

- No tengo por qué estar escuchando sus excusas o racionalizaciones para justificar sus conductas.

- No tengo por qué creerles cuando los hechos me demuestran que son deshonestos.

- No tengo por qué poner en riesgo mi persona o que me conviertan en cómplice de sus conductas inadecuadas.

- No tengo por qué permanecer en situaciones donde se pongan agresivos, tanto verbal como físicamente.

- No tengo por qué cuidar o cuidarme de ellos cuando se intoxican. Por lo tanto, ya no pienso seguir con la tolerancia que la mayoría de las personas exhibe con ellos.

- No tengo por qué en ningún momento argüir, demandar, exigir o pelear con las personas intoxicadas; sé que no entienden y me pongo en situaciones donde me pueden agredir o lastimar.

- No tengo por qué ser cómplice de sus conductas enfermas que afectan a terceros.

NO TENGO POR QUÉ TOLERAR:

1- Que abusen del alcohol en mi casa.

La realidad es que toda persona que se le pasan las copas se torna desagradable, ya sea que se quede dormida, que le dé por platicar tonterías, profesar su amor a las personas, creyéndose simpática, molestando, irritando, agrediendo, etc. En fin, no importa cuál sea su conducta, siempre va a ser desagradable. Es un mal ejemplo para mis hijos y no tengo por qué exponer mi persona o a mi familia a este tipo de eventos. Debo entender que físicamente (mentalmente / cerebralmente) están mal.

La forma en que lo voy a manejar es pidiéndole a uno de sus familiares o amistades que la lleven a su casa, explicándoles que ya están afectadas sus funciones cerebrales, en otras palabras, que físicamente está enferma. La intoxicación por sustancias se debe manejar de la misma manera que cuando existe una intoxicación alimenticia, se debe ir a casa o al hospital.

Solamente los familiares o, en su caso, las amistades cercanas, tienen la responsabilidad de cuidarlo fuera de un contexto social. Si está solo, les hablaré a los familiares o a alguna amistad y le pediré un taxi. No tiene por qué quedarse en casa a que se le pase la intoxicación. Si se trata de un menor de edad (puede ser un conocido de mis hijos), les hablaré a los padres, solamente les diré que está mal físicamente y que tienen que recogerlo. Si llegan a preguntar qué le sucede, les diré que no sé, porque no tengo conocimientos médicos, pero es claro que está mal y se deben hacer cargo de él. Nunca me ofreceré a llevarlo yo. Me debe quedar claro que yo no debo sentir vergüenza ni culpa por llevar a cabo estas acciones, porque estoy haciendo lo correcto. Lo incorrecto es tolerarlo, porque me vuelvo cómplice al aceptar su malestar físico. Puedo solucionar esto aclarándolo desde que llegan a la casa que, si a alguien se le pasan las copas, llevaré a cabo las medidas previamente mencionadas. Bajo aviso, no hay razón de sentir vergüenza o culpa.

2 - Que usen drogas en mi casa.

Son ilegales y me convierten en su cómplice. No debo poner en peligro legal a mi persona o mi familia. Debo actuar de la misma manera que cuando se trata de alcohol. En este caso, también voy a establecer el límite de que no pueden regresar a mi casa.

3 - Que en una reunión, fiesta o celebración se intoxiquen y tenga que estar tolerando su conducta inadecuada, por lo tanto, me retiraré.

4 - Que el conductor esté intoxicado (tres o más copas o uso de drogas). Pediré que otra persona maneje o tomaré un taxi.

5 - Que en lugares públicos la persona o personas de a lado estén intoxicadas. Dejaré el lugar y buscaré sitios donde no se presenten este tipo de situaciones.

6 - Que mis hijos se reúnan con compañeros que se sabe que tienen problemas con el alcohol o drogas. Es ponerlos en riesgo de accidentes o problemas legales.

7- Que mis hijos vayan a casas donde los adultos permiten a sus hijos menores tomar alcohol.

8 - Que mis hijos menores de edad vayan a fiestas donde les den alcohol.

9 - Que mis hijos acudan a casas donde los adultos se intoxiquen.

10 - Que mis hijos estén de novios con personas conocidas por abusar del alcohol o de las drogas.

11- Que me pongan en una situación donde tenga que cuidar a personas intoxicadas, ya sean familiares, amistades o hijos de otras familias y mucho menos a desconocidos.

12 - El juego de creer en todas las creencias falsas que hay alrededor del uso de sustancias.

PROGRAMA DE CERO TOLERANCIA

Clínica Cantú

www.clinicacantu.com